Arequipa, receta contra la anemia

El ejemplo de PampacolcaEn un año, esta región redujo en diez puntos porcentuales la anemia que afecta a sus niños. Domingo se trasladó hasta Pampacolca, uno de los distritos en los que la incidencia de este mal bajó drásticamente (de 50% a 15%). Visitas domiciliarias y consejería nutricional: ese fue el secreto.,Arequipa, receta contra la anemia,Es el mediodía en Pampacolca y en su plaza central se respira tranquilidad. Solo un anciano recibe los rayos solares mientras observa a lo lejos el nevado Coropuna, el más alto del Perú después del Huascarán. En este distrito de la provincia arequipeña de Castilla hay 2.200 pobladores. A esta hora del día, la mayoría trabaja en las chacras, arando la tierra, regando sus cultivos, atendiendo al ganado, mientras sus hijos están en las escuelas. PUEDES VER: 19 regiones del país presentan anemia en más del 40% de su población infantil [VIDEO] Además de la agricultura, Pampacolca se caracteriza por su producción lechera y de quesos. Cynthia Tacca Melo, la enfermera del centro de salud, cuenta que el año pasado, en el anexo de Piscopampa, que se localiza a una hora del distrito, una madre de familia descubrió que sus tres hijos pequeños sufrían de anemia. Ella pensaba que los menores gozaban de buena salud porque los alimentaba diariamente con cuatro litros de leche que ordeñaba de sus vacas, pero no era así. El nivel de hemoglobina en la sangre de los niños era inferior a los once gramos por decilitro: tenían un marcado déficit de hierro. La enfermera Tacca Melo, quien además está encargada del Programa Articulado Nutricional del Minsa, explica que la leche de vaca produce microhemorragias digestivas en los bebés, sobre todo en los menores de un año. Es decir, pierden sangre de manera imperceptible, lo que puede desencadenar una anemia. “El sistema digestivo de los bebés no tiene enzimas adecuadas para digerir la leche de vaca”, aclara. La transformación En el 2016, en Pampacolca, el 50% de los niños de entre seis meses a tres años de edad tenía anemia. Según los reportes de la Gerencia Regional de Salud, esta indicador alcanzaba el 60,1%. Esta situación dio un vuelco en el 2017, cuando la prevalencia de la enfermedad se redujo a 15,3%, una disminución de 45%. Este distrito es ahora un modelo del combate contra la enfermedad. Le siguen los pasos otras localidades como Chuquibamba (Condesuyos), Cotahuasi (La Unión) y Characato. Y de acuerdo a la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes), Arequipa fue la región que más redujo la anemia a nivel nacional. El índice cayó de 44,5% en el 2016 a 34,2% en el 2017. Una disminución de 10,3%. En los últimos ocho años, los picos más altos de anemia infantil en Arequipa se dieron en 2010 y 2016. En ambos casos se llegó a un alarmante 44,5% de prevalencia. En el Perú, el índice promedio de la enfermedad es de 43,6%, por lo que se considera un problema de salud pública. Es clave que un niño derrote a la anemia antes de los tres años de edad, pues allí termina su maduración neurológica, explican especialistas de la Gerencia Regional de Salud. Combate a domicilio La microred de Salud de Pampacolca abarca el distrito del mismo nombre y los anexos de Piscopampa y San Antonio. En los tres lugares viven 165 niños menores de cinco años. Actualmente se tratan ocho casos de anemia. En 2017 se registraron 39 casos en menores de cinco años y diez en mayores de cinco. ¿Qué hicieron en Pampacolca para reducir la anemia? Cynthia Tacca afirma que el personal de salud trabajó en dos aspectos: visitas a domicilio para hacer seguimiento a las familias y consejería nutricional para que las madres cambiaran la forma de alimentar a sus hijos. En el distrito, las visitas al centro de salud son muy irregulares y la población se alimenta esencialmente de carbohidratos para recuperar la energía que gastan en la actividad agrícola. Además, el ingreso promedio de cada familia es equivalente al sueldo mínimo (930 soles). El distrito se encuentra en el quintil II de pobreza, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). El acceso a Pampacolca es complicado. Solo hay un carro que traslada a los pobladores desde Aplao, la capital de la provincia, por una peligrosa carretera. Por todo ello, las enfermeras apostaron por visitar a los padres en sus casas. Lo hacen desde las cinco o seis de la mañana o a partir de las seis de la tarde, pues a esas horas pueden encontrar a los jefes de familia. Shirley Luque, de 30 años, una pobladora del lugar, tiene un pequeño de un año y cinco meses. A él le diagnosticaron anemia en noviembre del 2017; logró recuperarse en febrero de 2018. “Yo no sabía qué era la anemia, a mi otra hija no le pasó eso. Cuando me dijeron que la tenía, comenzó el tratamiento con el sulfato ferroso, le di bazo, pescado, como me dijeron las enfermeras”, cuenta la madre de familia. Cynthia Tacca trabaja desde hace seis años en el centro de salud de Pampacolca. Cuenta que el control de crecimiento y desarrollo que debe hacerse de forma obligatoria a los niños en las postas, se hace muchas veces en los domicilios. Lo mismo ocurre con el tamizaje para detectar la anemia. Este procedimiento consiste en extraer una muestra de sangre en una microcubeta e introducirla en un hemoglobinómetro, donde se marca el índice de hemoglobina. Si el niño es diagnosticado con anemia, se le da el tratamiento consistente en jarabe de sulfato ferroso por seis meses. A los bebés se les da de forma preventiva sulfato ferroso en gotas y micronutrientes (chispitas) por un año, a partir de los cuatro meses. Sin embargo, esto no es suficiente. Los padres deben hacer su parte. Vitamina 'O' Juana Vilca, de 40 años, es otra madre de familia que tuvo a sus tres hijos con anemia. Al menor de tres años le diagnosticaron el mal en octubre del 2017. Logró recuperarse en abril. “A mi esposo no le gustan las menestras y por eso no las preparaba. Mayormente les daba fideo, arroz, papa y de vez en cuando fruta”. Reconoce que a veces no podía ir a la posta, pues debía ir a regar sus cultivos. Desde que mejoró la alimentación de sus hijos, ellos rinden mejor en el colegio y tienen más ganas de estudiar. Cynthia nos cuenta el caso de una madre adolescente, de apenas 14 años, que también tiene a su bebé con anemia. Como no lo cuida adecuadamente, cae constantemente en resfríos y eso impide que siga el tratamiento. El año pasado, la nutricionista Kimberly Valdivia que llegó hasta Pampacolca para hacer su Servicio Rural y Urbano Marginal (Serum) trabajó con las madres, les dictó charlas, sesiones demostrativas de lo que debían consumir sus hijos: esencialmente comidas ricas en hierro para prevenir la enfermedad. La consejería nutricional también se realizó a través de la radio que tiene la municipalidad distrital. El personal de salud trabajó mucho para que las madres siguieran sus indicaciones. Se optó por darles incentivos, armaron canastas de víveres con recursos propios. La médico jefe de la microred de Pampacolca, Andrea Rivera, apunta en un informe que la gente tiene pocas fuentes de trabajo y eso impide que accedan a alimentos que protegen a los chicos de la anemia. “Cómo decirle a una mamá que se compre lenteja si no tiene el dinero”, se pregunta la enfermera. La consejería nutricional y las visitas domiciliarias formaron parte de una estrategia que se replicó en toda la región. Dianira Meza, asesora en temas de salud del Gobierno Regional de Arequipa, explica que optaron por apartarse de la estrategia nacional y aplicar una distinta, acorde a la realidad regional, para la cual no se destinó mayor presupuesto. En el 2017 contaron con 4 millones 879 mil soles para temas de educación, salud y vivienda. Su apuesta dio resultados.