Le ha dedicado más de medio siglo al arte de las tablas y su nombre es sinónimo de teatro de vanguardia. Hombre de teatro,Edgard Guillén: no sé porque se mueren por hacer títulos famosos de Broadway,Edgard Guillén: no sé porque se mueren por hacer títulos famosos de Broadway,Edgard Guillén: no sé porque se mueren por hacer títulos famosos de Broadway,Edgard Guillén siempre participó y dirigió obras que van más allá de lo convencional, adaptaciones que exploran el interior del ser humano y que conectan con el espectador de una manera más personal. Refugiado en sus cuarteles de invierno (aunque no por mucho) Guillén recibió a La República en su casa, la cual exhala teatro en cada rincón. Nos habló fuerte y claro de lo que piensa sobre las obras comerciales que se están haciendo en Lima. No está contento y nos cuenta por qué. Gracias por recibirnos en esta sala, en la que por más 18 años representaste monólogos de gran carga emocional… Has tocado la parte más importante de 53 años de actor. En 1993 yo volvía de uno de los últimos festivales internacionales a los que me invitaron, en Portugal, y era difícil conseguir salas; por eso, ya venía cocinando la idea de abrir la sala de mi casa, poner unas cuantas sillas e invitar a gente selecta, con la idea de conseguir algunos auspiciadores. Un periodista de La Republica, Christian Vallejo bautizó esto como “el teatro más pequeño del mundo”. Estuve aquí casi 19 años, lo cual me sorprende a mí mismo. No cobraba la entada, pasaba el sombrero. Empezó a llegar por raudales, gente que no sabía quién era yo, quién era Shakespeare o Fausto y fue lindo porque luego de la función, la conversación duraba casi la hora que duraba la función, el público quería enterarse. Recuerdo, que un señor me dijo: “Sr. Guillén que bonito lo que Ud. hace. Acá están mi esposa y mis hijos y si voy a un teatro, me quedo sin sueldo”. Fíjate que con esta anécdota puedes deducir como marchó esto. Pude sobrevivir del teatro, de una manera absolutamente fantástica. Este acercamiento es lo que le falta al teatro… Ya no soporto esas cuatro paredes, esa mentirosa cuarta pared, ese telón, esa falsa magia y creo que se debe romper con todo. ¿Ese tipo de puestas se pueden realizar? Claro, tengo un amigo italiano que se llama Pippo Delbono, que dirige el Piccolo Teatro di Milano, él dice que el teatro que se hace ahora ya murió y los espectáculos deben ser absolutamente locos, la negación de todo lo arcaico y todo lo tradicional. Yo me hermano mucho con él porque yo al venir a mi casa renuncié a la iluminación especial, a la escenografía, al telón, a todo lo tradicional del teatro. Pero nunca me sentí más próximo al público, yo lo tenía a la distancia en la que te tengo a ti y hasta lo mojaba con mi sudor, el contacto era absoluto. ¿Qué opinas de las puestas en escena que se realizan en la actualidad en el Perú? No me gustan. Sigo viendo un teatro convencional, tradicionalón, es un teatro oficioso, los actores también, se ha comercializado mucho. Yo creo que la diferencia entre los años 60 y estos es que hay más dinero. El teatro de ahora es un teatro repetitivo se hace sin mayor criterio. Por ejemplo, ¿qué tiene que ver 'Drácula' en el Perú? O bueno, si lo vamos a hacer, innovemos; vamos a hacer un Drácula, no sé que en vez de tomar sangre, tome una cola que se llama ‘Drácula Cola’ y es un pata terrible que se mete en la política, hay que ser creativo. ¿Qué tiene que ver 'Hairspray' en Lima? Esos refritos que incluso en Norteamérica ya están pasados de moda. Claro, John travolta se viste de mujer y la gente va a verlo porque es John Travolta, pero por qué tenemos que imitar eso. Ahora en el teatro vemos muchas caras bonitas, actores de televisión que pasan al teatro Así es… ¿Qué requisitos debe tener un actor de teatro? En el teatro no hay micros, debes saber proyectar la voz. Debes tener una técnica para proyectar la voz hasta en un susurro y eso no lo tienen las chicas o chicos de televisión. Se les ha dado por actuar con ese falso naturalismo. Ahí empiezas a ver que no se está valorando lo que es el trabajo del actor. Hay un gran ego, una gran vanidad, salvo excepciones maravillosas, tenemos actores preparadísimos. Hay varios directores jóvenes, en su mayoría, que no sé porque entran al teatro, que no tiene idea de cómo se dirige una obra. Tienen miedo de arriesgar. Yo soy un viejo ya, pero lo que a mí me representa son trabajos como: ‘Una mirada al Jardín de los Cerezos’, donde rompía con todo, no usaba nada, interpretaba personajes femeninos, masculinos, bailaba, arriesgaba mucho. Eso me valió ir a 19 festivales en Europa y América Latina. Entonces, no me gusta lo que se hace. Te estoy hablando de ese llamado “boom teatral”, que es una farsa, es mentira, no hay tal boom, hay plata y propaganda. A mí háblame de Yuyachkani que no necesita ninguna publicidad y son personas que han viajado, han entrenado. Tienes al grupo Íntegro de danza, a Pilar Núñez, una actriz excepcional, a Jaime Lema, la lista sería enorme, hay gente que apuesta por cosas nuevas. Yo creo que el Teatro tiene que cambiar e innovarse. Además de los estudios ¿qué más se necesita para ser actor? El actor primero debe formarse como persona, tienes que leer mucho. Yo fui uno de los primeros actores que viajó a Europa, muy jovencito, por sus propios medios. En España hice teatro por tres años. No era fácil al principio, me dedique a leer. Estudié impostación de la voz, en un instituto, en la Real Academia de Arte Dramático, en Madrid. Tuve la suerte de ser llamado, dentro de lo que es el teatro comercial bien hecho y pagado. La época era franquista y ya era un teatro mejor que el que se hace ahora, era contestatario, querían derrumbar el gobierno de Franco. Ahora creo que hay una suerte de “Ok, estamos bien así, vamos a hacer un teatro de divertimento”, lo cual no está mal, pero hay que hacerlo muy bien. Tú revolucionaste el teatro en el país por hacer roles que jugaban con la dualidad del ser humano, hombre – mujer. Cuéntanos de esa experiencia. Claro, en Wikipedia me ponen a mí como Edgard Guillén, el actor peruano que incursionó por primera vez en el Perú con el tema homosexual. Al principio me molestó mucho eso, pero ahora no, porque considero que es cierto. Yo vine de Europa y traje una obra de Peter Schaffer, que tocaba el tema homosexual directamente, pero siempre con ese tono de que siempre había una tragedia detrás o algo muy incómodo, muy sórdido. Después de esa obra hice otras tantas, hasta que llegó ‘Los muchachos de la banda’, que fue un hit teatral. No busqué eso comercialmente, pensé que me iban a cerrar la sala, cosa que casi ocurre, porque era un espectáculo donde se ponía en escena a 9 personajes caracterizando a cada uno de los tipos de homosexual que pueden haber en el mundo. Tuvo un éxito único y fue un hito en el teatro peruano. Ahí seguí con este tema y seguí evolucionando hasta que cerré ese ciclo con una comedia, donde se presentaba el asunto homosexual pero no rodeado de drama, como debe ser, porque a estas alturas tener problemas con que alguien sea gay, por favor ¿no?. Tu último libro ‘Memoria de mi Memoria’ (2009), se lo dedicas a un periodista de La República, Christian Vallejo ¿Qué recuerdos tienes de él? Te va a sonar rarísimo pero yo nunca fui amigo de Christian Vallejo, fuimos conocidos, pero cuando yo forré estas paredes con fotografías y artículos periodísticos, para que el público que venía, se enterara de quién era yo, me di cuenta que la mayoría eran de Christian. Él no hacía entrevistas, hacía crónicas, hacía notas preciosas y me di cuenta que había seguido casi toda mi carrera de estos 19 años en mi casa. Entonces, cuando hice este libro se lo dediqué y cuando fui a La República a pedir una foto de suya, me enteré que había muerto, fue terrible para mí. Él nunca supo que le había dedicado un libro. ¿El tipo de periodismo cultural tal como lo hacía Vallejo se está perdiendo? ¿Cómo ves la relación de los medios con el arte? Confieso que no compro periódicos hace años, lo cual no es nada elegante, pero el otro día compré un Comercio y me di con la enorme sorpresa de que la sección de espectáculos, que en una época cayó en manos de Marcela Robles, una mujer que tiene conciencia de que hay que publicitar lo nacional y que un día me sacó en la carátula, ahora saca cosas de la televisión, chismes de la farándula y se suele confundir la farándula con el teatro. He oído que no quieren publicitar una obra de teatro sino hay algún nombrecito famoso de la televisión y eso me parece un pecado, porque ser famoso en televisión no es nada difícil. Tu apareces en un comercial de TV o protagonizas un escandalete de esos que van contra el buen gusto y al otro día eres famoso. Confundir eso con un arte como es el teatro. Qué triste. ¿Por qué dejáste de hacer teatro? Murió mi perrito (Oso) y a muchos les puede sonar tonto, porque hay gente que no ama a los animales como debe ser. Seguí haciendo teatro, pero ya hubo momento en que extrañaba mucho, empecé a sentirme mal, cansado y decidí darme un año sabático, pero ya van siendo dos y medio. Me han llamado muchas veces para seguir haciendo cosas y me he negado, porque me entrego del todo a esto, pero con la aceptación de quien me llama para poder hacer lo que se me antoja como director. Voy a empezar a trabajar el 13 (de julio). Voy a dar un curso en la Escuela de Arte Dramático, sobre cómo crear un unipersonal. Es agradable y simpático, poder compartir lo aprendido. ¿Qué le dirías a esos jóvenes deslumbrados, que piensan que el teatro es como la televisión? Sí pues, hay mucha gente que cree que Broadway es la maravilla de las maravillas. Yo he estado en Broadway he visto cosas horrendas. El mejor teatro que yo vi en mi vida ha estado en Europa, en Inglaterra. Ahora, no creo que se deba hacer Broadway en Lima, no es necesario y no tenemos actores que desde pequeños canten, actúen y bailen perfectamente. No es lo nuestro. Quizá con los años podamos lograr eso, pero no sé porque se mueren por hacer títulos famosos de Broadway. Gracias por conversar con nosotros... Esta es una entrevista después de mucho tiempo y te agradezco que vengas a escuchar a este viejo gruñón, que está un poco molesto con el teatro que se está haciendo.