Tacna: violencia y angustia, los rostros de la crisis en la frontera sur

Desesperación, esa es la palabra que define para el capellán chileno Sergio Gómez el sentimiento que predomina en los migrantes apostados a un lado de la carretera Panamericana Sur, a la altura del límite de la frontera entre Perú y Chile. Él y miembros de una iglesia evangelista prestan apoyo alimentario y emocional a los migrantes, y en las conversaciones con ellos ha notado la frustración y la angustia por la incapacidad de los gobiernos para resolver esta crisis humanitaria.

Desde hace 20 días llegan a la frontera extranjeros, principalmente haitianos y venezolanos, con el fin de ingresar al Perú, con la intención expresa de volver a sus países o buscar un mejor futuro en otros que no sean Perú o Chile.

Su situación legal, sin embargo, es complicada y requiere de una respuesta humanitaria. Desde la oficina de Migraciones de Perú señalan que los viajeros carecen de los requisitos legales para ingresar. En tanto, en Chile podrían ser detenidos para su identificación, por permanecer de manera irregular. Los Gobiernos, de momento, solo han implementado medidas restrictivas, sin plantearse respuestas a una crisis humanitaria.

Desesperación en el sur

La haitiana Michell Michena (41) alimenta a sus gemelos de seis años en una carpa improvisada junto a un arbusto, al lado de la pista. Ella viaja junto a su esposo, hija mayor y otros amigos y familiares. Son trece personas en su carpa. Llevan seis días durmiendo en el desierto, alimentándose de los víveres que les dan organizaciones como Acnur o la iglesia adventista.

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Michell afirma que tiene todos sus documentos en regla y que sus hijos menores tienen nacionalidad chilena. No entiende por qué no los dejan pasar. Su meta es salir de Perú y llegar a México. A su natal Haití no quiere volver jamás. Para ella, ahí solo hay pobreza.

Deja Chile porque con las políticas migratorias más estrictas pocos quieren emplear a personas extranjeras.

El venezolano Carlos García (46) abandona Chile porque quiere volver a ver a su familia. Migró al país sureño hace un año y ocho meses. Llegó evadiendo los controles fronterizos. No le fue mal en Chile. Tuvo trabajo como chofer y reunió dinero e hizo compras para su familia.

Fue uno de los que intentó ingresar a Perú corriendo, la semana pasada, en medio de una estampida que fue transmitida en vivo, con los policías peruanos corriendo detrás.

“Me alcanzaron pronto. Yo llevó dos maletas y no las voy a soltar. Aquí hay muchos que dejan todo tirado (señala ropa botada en la pampa) y cruzan ligeros. Yo no puedo. Llevo ropa y zapatos para mi nieto de cuatro años. Si lo boto todo, ¿qué sentido tiene el esfuerzo que hice en Chile? Yo quiero ver a mis hijos, arreglar mis papeles y si debo volver a salir para trabajar legal, lo hago”, confiesa Carlos García.

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Él tiene ocho días durmiendo a la intemperie. Viaja solo. Insiste en que los más afectados con la crisis migratoria son los niños y las mujeres. Los niños tienen infecciones respiratorias y las mujeres están expuestas a hacer sus necesidades en una zanja, a unos trescientos metros de las carpas.

“A mí la fe me ayuda a resistir —señala Carlos García, con una cruz que cuelga en el cuello —, pero esto es inhumano. Vivimos entre basura, moscas, calor, frío, viento”, protesta.

Los adultos mayores no están ajenos a la crisis. Jorge Averhoff (76), cubano radicado en Chile por cinco años, tampoco puede ingresar al Perú. Él quiere llegar a Estados Unidos para reunirse con sus sobrinas y sobrinos. Deja Chile porque ya no puede vivir más de propinas. En su país era albañil y en Chile se dedicaba a aparcar autos.

En Cuba pasó gran parte de su juventud preso por ser opositor al régimen de Fidel Castro. Jorge mira hacia el cielo de la frontera y estima que fueron 25 años. Cuenta que durante las reiteradas detenciones vio a gente ser fusilada. Por eso, apenas tuvo la oportunidad se escapó de su país. “Allá no hay libertad”, recuerda, mientras mira el cordón policial que impide su paso.

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Los cubanos, al igual que los venezolanos, necesitan de una visa para ingresar al Perú, a menos que pidan refugio o sean exonerados por las causales de la ley migratoria. Los haitianos no requieren la visa, pero deben contar con el carné de residencia de Chile, es decir, haber alcanzado una condición regular en ese país.

Muchos carecen de este documento, pero tienen hijos nacidos en Chile y buscan una excepción para poder salir junto con sus hijos. La crisis ha generado más confusiones.

Más violencia

Los enfrentamientos entre la Policía y los migrantes son reiterativos. La mecánica es esta: los migrantes bloquean la vía, la Policía trata de retirarlos y ellos comienzan a lanzar piedras.

Ayer ocurrió lo mismo. El suboficial de tercera Flavio César Cornejo Benavente resultó con una lesión en la pierna izquierda. Fue socorrido a tiempo y no requirió hospitalización. Dos colegas suyas también tuvieron lesiones menores.

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La semana pasada hubo un enfrentamiento similar y un colombiano recibió una piedra en la cabeza, quedando tirado en la vía y ensangrentado, mientras un periodista también resultó con una lesión en el rostro. Después de cada enfrentamiento llega un periodo de calma, pero la tensión se reaviva a con el paso de las horas.

Desidia política

El último fin de semana, Perú envió tropas del Ejército para apoyar la labor de la Policía. El paso por la pampa se ha dificultado. Antes de la militarización, varios migrantes lo habían logrado. Una de ellas fue una madre de familia venezolana de 30 años, quien tras dormir tres noches en el desierto junto a su niño optó por arriesgarse a pasar de madrugada, escondiéndose de los policías, echada en la tierra para no ser vista.

Ella está ahora en Arequipa. Trabaja como ambulante para reunir dinero y volver a su país. Ha escuchado las noticias sobre la posible repatriación que anunció el Gobierno venezolano, pero tiene dudas.

Salió de su país por la crisis económica y política, y aunque esa realidad no ha cambiado, prefiere volver a su hogar, antes de seguir pasando penurias por la migración irregular.

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Hasta el día de ayer, sin embargo, los Gobiernos de Chile y Perú no han emitido ninguna respuesta concreta sobre esta opción formulada por el canciller venezolano Yván Gil. Extraoficialmente se supo desde la Cancillería peruana que hay conversaciones en esa línea.

Desde Tacna, la parlamentaria Esmeralda Limachi considera que debe haber una respuesta más firme de los Gobiernos frente a la crisis humanitaria. Consideró que podría haber una reunión virtual entre los mandatarios, incluyendo Colombia y Ecuador, para adoptar acciones concretas.

El fin de semana también se pronunció el presidente de la Cámara de Diputados de Chile, Vlado Mirosevic, al señalar que urge adoptar medidas.

“El corredor es una cuestión de urgencia, y tiene que ser de la manera más inmediata posible, pero acá hay que pensar en varias alternativas”, comentó para ADN Radio de Chile.

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Las instancias más llamadas a dar respuestas firmes y claras, sin embargo, son las cancillerías y hasta el momento solo ha habido, tanto desde Chile como de Perú, reportes de permanentes conversaciones: ninguna solución concreta a la crisis.

Otárola solo da cuenta de conversaciones

El presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola, se refirió el domingo último a la crisis en la frontera del sur, pero no anunció ninguna medida concreta, respecto de las obligaciones internacionales que tiene el Estado frente a una crisis humanitaria.

“A los que están ahí, ingresaron ilegalmente, tenemos que darle ayuda humanitaria, pero no entra uno más. Y eso es lo que se ha decidido, a través del Gobierno”, manifestó.

Sobre los varados, solo dijo que en los próximos días la Cancillería hará algunos anuncios para “avanzar en la salida humanitaria”.

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Reacciones

Esmeralda Limachi, congresista por Tacna

“Hay migrantes con carpas en la ciudad de Tacna y el apoyo de las ONG y las capillas es insuficiente. Se requiere pronto de una decisión política y los organismos internacionales también deberían atender este problema”.

Vlado Mirosevic, presidente de Diputados – Chile

“El corredor es una cuestión de urgencia, y tiene que ser de la manera más inmediata posible, pero acá hay que pensar en varias alternativas. Una cosa es el corredor terrestre, pero también se puede dar un puente aéreo”.

Nancy Arellano, Veneactiva

“El anuncio del Gobierno de Venezuela de disponer vuelos es una actuación tardía e incompleta. No ataca el fondo del problema, que es cumplir con garantizar el derecho a la identidad de sus ciudadanos”.