“Si se dedican a cazar brujas, les costará atraer élites técnicas o moderadas que participen en sus planes de gobierno. En parte, depende de los otros grupos y del gobierno...”.,El Fujimorismo anuncia su refundación. En realidad, es un salto al pasado más que un nuevo inicio. Los rostros de los noventa incluidos en su presentación en sociedad buscan resaltar el retorno a sus raíces, sean las que sean estas. Lo novedoso es que ahora sí se abraza con entusiasmo una agenda conservadora que antes promovía y acogía pero con cierta distancia por parte del liderazgo. La narrativa de la refundación es tramposa. Supuestamente por ser “centristas”, en la elección pasada el fujimorismo perdió identidad. El reto ahora es recuperar ese vínculo con sus votantes que se habrían apartado por la edulcoración del grupo. Es un diagnóstico que niega la realidad, aunque no sabemos si se lo creen o se dirige a su tribuna. Los tibios movimientos de moderación durante la campaña electoral fueron pocos. En realidad, la campaña ya mostró un fujimorismo que no concedía. Lo que hubo en un breve periodo fue la búsqueda de tender algunos puentes para superar ese 50% que les fue esquivo en el 2011. Pero incluso esos gestos mínimos desaparecieron en el Congreso, donde fueron duros e incrementaron su agenda conservadora. De hecho, el endurecimiento de estos años, sumado a la forma en que trataron los casos de corrupción, terminó de debilitarlos. El éxito relativo del vocero Carlos Tubino ha sido, más bien, calmar el tono para evitar otras renuncias de sus congresistas más pragmáticos. Ahora la estrategia parece de endurecimiento, aunque no necesariamente signifique ser la aplanadora de antes. De hecho, tienen que cuidar no serlo pues su unidad correría de nuevo peligro. Pero ¿puede funcionar esta movida hacia lo conservador para capturar apoyo y pensar en su continuidad el 2021? Lamentablemente, no me parece una mala decisión. Y lo lamento pues esta agenda es retrógrada, simplista y manipuladora. Causará un gran daño a la educación que un grupo amplio la defienda en el Congreso. Con el abrazo conservador han encontrado un tema que despierta interés y puede darles una bandera en el día a día político. Además, intentan limitar que les aparezcan rivales por ese lado. Antes estaban perdidos, sin temas ni ideas. Las políticas y las reformas no son parte del ADN del movimiento. Es claro que tampoco han logrado una agenda legislativa. Hoy tienen algo que los identifica con un grupo importante de la sociedad. Como se vio el día del relanzamiento, no es una bandera que congregue a todos los fujimoristas. Pero sí les da un tema con el cual pueden buscar representar. Y si se mantiene el voto preferencial, el apoyo de minorías movilizadas puede llevar a representantes de dichas minorías al Congreso. Pero no exageremos, es una decisión que les conviene desde lo que han perdido. Se renuncia a capturar votos en otros sectores, especialmente medios urbanos con peso en la opinión pública. Y los deja muy atados a ese grupo duro, movilizado, pero felizmente en minoría como muestran las encuestas. Si se dedican a cazar brujas, les costará atraer élites técnicas o moderadas que participen en sus planes de gobierno. En parte, depende de los otros grupos y del gobierno que esta apuesta les cueste políticamente.