Gestora Cultural con más de diez años de experiencia en el diseño y ejecución de proyectos sociales, políticos y culturales en el sector público y privado. Con experiencia en docencia cultural e investigación. Actualmente, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Civil Transparencia. Reside en Cajamarca

Nada va a cambiar, por Cynthia Cienfuegos

Pedir decencia en la política no es un capricho de una generación o de un grupo de “revoltosos”. Es un clamor y una urgencia.

Algo peor que el continuismo político es acostumbrarnos a ese continuismo político y justificarlo con el argumento de un supuesto “cambio”. Algo peor que asesinar a un compatriota que sale a marchar legítimamente es normalizar que una vida se pierda en una protesta, a manos de las instituciones que deberían protegerte.

Las cosas no van a cambiar. El Congreso no va a cambiar. El Gobierno no va a cambiar. Y las próximas elecciones de 2026, muy probablemente, nos traigan más de lo mismo o quizá algo peor. Nada va a cambiar, porque así lo han diseñado: con leyes, con pactos, con impunidad, con silencios. Si tiene que haber un cambio, este tiene que venir desde la ciudadanía. Y esto empieza logrando consenso en aquellos aspectos que no podemos negociar. No podemos negociar el respeto a la vida. El rechazo a la muerte de Eduardo Ruiz, por el disparo de un efectivo policial vestido de civil durante la marcha del 15 de octubre, debe ser unánime y contundente, sin espacio para matices o interpretaciones. 

No podemos negociar que la máxima autoridad del país sea una persona denunciada por violación sexual e investigada por enriquecimiento ilícito, desobediencia a la autoridad y actos de corrupción. 

No podemos negociar que la transición y la reconciliación nacional estén presididas por un premier que, en su momento, se dedicó desde sus redes sociales a lanzar discursos de odio contra quienes protestaban legítimamente. 

No podemos negociar que la lucha contra la inseguridad ciudadana la asuman los mismos personajes que votaron a favor de todas las leyes pro crimen que hoy favorecen a los delincuentes. No podemos negociar que, después de más de dos años, cincuenta muertes sigan sin tener justicia y responsabilidad política.

La crisis que hoy atravesamos es estructural y también es ética, y debe ser gestionada no solo por buenos cuadros técnicos, sino por un gobierno de transición limpio, íntegro y transparente. Pedir decencia en la política no es un capricho de una generación o de un grupo de “revoltosos”. Es un clamor y una urgencia. Es quizá, en estos momentos, el requisito más importante para gobernar un país donde imperan la desconfianza, la muerte y el miedo. Si el Gobierno y el Congreso tienen un pacto de impunidad, las peruanas y peruanos debemos tener un pacto ciudadano. Esto último solo lo vamos a lograr con organización, movilización y conciencia.

Cynthia Cienfuegos

Modo Norte

Gestora Cultural con más de diez años de experiencia en el diseño y ejecución de proyectos sociales, políticos y culturales en el sector público y privado. Con experiencia en docencia cultural e investigación. Actualmente, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Civil Transparencia. Reside en Cajamarca