Pacto insiste en el engaño de los estados de emergencia

Ejecutivo repite una política de probada ineficiencia para combatir al crimen organizado.

En medio de respuestas falsas, erráticas y tardías por parte del Ejecutivo de la coalición gobernante ante la represión sistemática contra ciudadanos durante la protesta del miércoles —y tras el asesinato del joven músico de hiphop Eduardo Ruiz Sáenz, víctima de un agente de inteligencia de la PNP—, el gobierno vuelve a responder con el viejo libreto: criminalizar la protesta y anunciar medidas de fuerza con probada ineficacia, como la imposición de estados de emergencia.

Nada hay de novedoso en esta estrategia. Durante la primera gestión de la coalición, encabezada por Dina Boluarte, se decretaron más de veinte estados de emergencia en distintos puntos del país bajo el argumento de restaurar el orden y combatir la criminalidad.

Sin embargo, el resultado fue más de 5,500 asesinatos por sicariato y delincuencia organizada registrados durante ese mismo periodo, además de decenas de ciudadanos muertos en contextos de represión.

Hoy, bajo la misma administración con nueva cara visible, como es en el caso del presidente José Jerí, el guion busca repetirse de forma desvergonzada. En los próximos seis meses, el Ejecutivo plantea seguir con la misma línea de acción: militarizar las calles, blindar a las fuerzas del orden pese a sus abusos y trasladar a la ciudadanía la culpa de la violencia estatal.

Las declaraciones oficiales que presentan el estado de emergencia como una herramienta “contra la inseguridad” encubren, en realidad, un acto de amedrentamiento político. Nuevamente buscan gobernar a través del miedo y la distorsión del lenguaje.

Esta conducta revela el modus operandi de una coalición que protege los intereses del poder criminal, y no los de la sociedad civil. Todo ello mientras el país entero queda hipotecado a las lógicas de la impunidad. El gobierno quiere convertir la seguridad en un pretexto y la protesta en un delito.

De manera obstinada insisten en engañar a los peruanos que ya despertaron. Son los mismos ciudadanos que siguen autoconvocándose para protestar contra el verdadero enemigo de la democracia que saben que no está en las calles sino en el poder que manipula el miedo para conservarlo.