Gestora Cultural con más de diez años de experiencia en el diseño y ejecución de proyectos sociales, políticos y culturales en el sector público y privado. Con experiencia en docencia cultural e investigación. Actualmente, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Civil Transparencia. Reside en Cajamarca

Perdón por llegar tarde, por Cynthia Cienfuegos

Estas son algunas de las circunstancias que puede atravesar una niña, en el Perú, a quien se le ha forzado a ser madre. Esta realidad se agrava si a ello le sumamos la pobreza, el espacio geográfico y el abandono del Estado.

Tres, cuatro o cinco días de trabajo de parto sin atención médica. Una zona alejada. Un parto obstruido debido a una pelvis estrecha. Ruptura de tejidos entre la vagina y la vejiga, y el recto. Daño psicológico. Vergüenza. Miedo. Presión social. Muchas veces la muerte. Y casi siempre el olvido.

Estas son algunas de las circunstancias que puede atravesar una niña, en el Perú, a quien se le ha forzado a ser madre. Esta realidad se agrava si a ello le sumamos la pobreza, el espacio geográfico y el abandono del Estado. Hace unos días, la noticia de una niña de 13 años, del distrito de Panao, provincia de Pachitea, en el departamento de Huánuco, quien murió dos horas después de dar a luz, no nos removió. No sacudió las fibras sociales ni políticas del país. ¿Dónde estaban quienes ya se van perfilando como candidatos y candidatas en las próximas elecciones? ¿Qué partidos políticos se pronunciaron o se movilizaron hasta el lugar? Aquí solo se viaja con entusiasmo a las comunidades más alejadas cuando llega el momento de conseguir votos. Esta es la cara más perversa de la normalización de la violencia contra las mujeres en el Perú.

En nuestro país, el mayor porcentaje de adolescentes de 15 a 19 años de edad, alguna vez embarazadas, se encuentra en las zonas rurales (18,3%). Muchos de estos embarazos son producto de violaciones sexuales, y muchas de estas violaciones se perpetúan en el seno familiar. Mientras esto pasa, los derechos de las mujeres, niñas y adolescentes atraviesan un período de retrocesos: se crean proyectos de ley para criminalizar a la víctima; se elimina la violación sexual y el daño a la salud mental como causales para acceder al aborto terapéutico; el derecho a la educación sexual integral corre peligro debido a los grupos y sectores políticos conservadores. Pero hay otro elemento que sigue siendo ignorado: este problema también es cultural. Y una de las razones por las cuales nos cuesta verlo y aceptarlo es porque convivimos con él. Está totalmente aceptado. El machismo, los estereotipos sexistas y los roles tradicionales de género son elementos que hoy sostienen un sistema perverso y de tortura para miles de mujeres, niñas y adolescentes en el país.

Una niña peruana ha muerto dando a luz porque no tuvo acceso a información; porque no recibió atención médica a tiempo; porque no pudo acceder a un aborto terapéutico, que en nuestro país es legal desde 1924. Todos sus derechos fueron absolutamente vulnerados. Después de cinco horas, las autoridades llegaron solo a recoger un cuerpo de trece años sin vida. Fue hallada sobre dos colchones, envuelta en frazadas. Murió abandonada por el Estado. Abandonada por todos. Llegamos tarde.

Cynthia Cienfuegos

Modo Norte

Gestora Cultural con más de diez años de experiencia en el diseño y ejecución de proyectos sociales, políticos y culturales en el sector público y privado. Con experiencia en docencia cultural e investigación. Actualmente, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Civil Transparencia. Reside en Cajamarca