René Gastelumendi. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.
Siendo el tema de la seguridad ciudadana una de las preocupaciones más latentes de la ciudadanía, ahora más que nunca en la historia reciente, hay un dato que resulta perturbador. Ese dato no es otro que la insólita cantidad de ministros del interior que hemos tenido en el último cuarto de siglo post fujimorismo. Hablamos de la cartera más volátil de los 19 ministerios que existen dentro del Poder Ejecutivo en nuestro país. Durante el gobierno de Alejandro Toledo hubo seis ministros del interior.
Durante el gobierno de Alan García hubo siete ministros del interior. La gestión Humala repitió el número y llegó también a siete. Durante el gobierno de Pedro Castillo hubo siete ministros del interior solo en un año y medio. Durante el gobierno de Dina Boluarte, ya van 8. Hablamos de ministros cuyos cargos a veces duran solo semanas, pero, otras, pueden durar apenas días. Gastón Rodríguez, por ejemplo, estuvo 3 días durante el brevísimo periodo de Merino. Cluber Aliaga estuvo nada más que 5 días durante la gestión de Sagasti y Rubén Vargas, también durante la gestión interina, estuvo 14 días. 15 ministros solo desde julio del 2021 hasta la fecha. Siendo 35 los ministros del interior desde que acabó el fujimorato. Un “ministro y medio” del interior por año en nuestro país. Sin embargo, si promediamos solo la gestión Boluarte, podemos decir que hay 3.2 ministros por cada año de su gestión.
Resulta profundamente paradójico y alarmante que un tema tan sensible y de alta prioridad para la ciudadanía peruana como la Seguridad Ciudadana experimente una rotación tan elevada de ministros del Interior. Matan, asaltan, extorsionan, secuestran, depredan y, contra toda lógica, no existe continuidad en la estrategia de Seguridad Ciudadana. Cada nuevo ministro llega con una visión diferente, si es que acaso la tiene, interrumpiendo o modificando los planes y proyectos en curso, por lo que nunca, más allá de algunos fuegos artificiales, vemos resultados sostenibles.
De otro lado, la constante rotación debilita la autoridad y la capacidad de gestión del ministerio, afectando la moral y operatividad de la Policía Nacional y otras instituciones encargadas de la seguridad. De cara a la ciudadanía, observar tantos cambios en un puesto clave para su seguridad genera desconfianza en la capacidad del gobierno para ser eficaz en esta lucha y es por eso que los políticos juegan con nuestras emociones proponiendo medidas populistas como la pena de muerte que, a la postre, no solucionan el problema de fondo.
Sin un líder estable y con tiempo para implementar planes, la delincuencia, naturalmente, campea a sus anchas. La lógica de la ecuación es terriblemente cruel: a más ministros del interior, menos Seguridad Ciudadana. Es eso lo que estamos viendo. Exigir sostenibilidad, continuidad en este puesto, debe ser una exigencia del electorado en las elecciones que se vienen.

René Gastelumendi. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.