Papa León XIV: un llamado al Perú para recuperar la ética pública, por Marisol Pérez Tello

 En un mundo dividido, su elección nos invita al diálogo, a dejar de lado etiquetas de izquierda o derecha y a poner en el centro a la persona.

Con profunda alegría, los peruanos hemos sido testigos de la elección del nuevo Papa. Aunque nacido en Chicago, el ahora Papa León XIV desarrolló parte de su vida pastoral en Chiclayo, donde conoció de cerca la realidad de nuestro país. Por eso, más allá de su lugar de nacimiento, también es peruano por elección. Desde Roma, ha decidido llamarse como el pontífice, León XIII, cuya encíclica Rerum Novarum —publicada hace 134 años un 15 de mayo de 1891— marcó el inicio de la Doctrina Social de la Iglesia.

Rerum Novarum, o “de las cosas nuevas”, defendió la propiedad privada, pero cuestionó su ejercicio cuando se vuelve injusto o deshumanizante. Reconoció este derecho como natural, pero denunció su uso para explotar al trabajador, concentrar la riqueza o negar el acceso a condiciones dignas de vida. Frente a los extremos de liberalismo individualista y socialismo estatista, colocó en el centro la dignidad del ser humano y la justicia social.

Benedicto XVI subrayó que la justicia, la solidaridad y la búsqueda del bien común no son opcionales, sino exigencias de una verdadera humanidad. Francisco, por su parte, nos recuerda: “La mejor política es aquella puesta al servicio del bien común” (Fratelli tutti, n. 154).

León XIV llega con esperanza, con sólida formación agustiniana y con la experiencia de quien ha vivido entre los pueblos de América. Se ha nutrido de procesos de memoria y escucha: acompañó comunidades heridas, defendió la verdad y promovió el perdón sin olvidar el dolor. En un mundo dividido, su elección nos invita al diálogo, a dejar de lado etiquetas de izquierda o derecha y a poner en el centro a la persona. El Perú necesita reencuentro, responsabilidad y ética pública. La política debe dejar de ser la representación de las miserias humanas y volver a ser servicio.