Fotocheck político de febrero, por Mirko Lauer

legado el 2025, se le han acabado los grandes actos distractores, si descontamos la convocatoria a elecciones en abril. A partir de allí todo va a ser plano hasta el 28 de julio. Parece que su guerra contra el Poder Judicial va a escalarse.

César Acuña. Es candidato. Ya empezó a invertir en los muros electorales del 2026. Sin lema, sin promesa, sin membrete partidario. Solo su nombre, que ya dice mucho. Ese lanzamiento sugiere que todavía está probando las aguas. ¿Quiere en verdad ser presidente? ¿O solo locomotora parlamentaria? Algo así como la máquina de Chocope.

Dina Boluarte. Su imagen está cada vez más ligada al escándalo, o al rechazo vehemente del escándalo. Llegado el 2025, se le han acabado los grandes actos distractores, si descontamos la convocatoria a elecciones en abril. A partir de allí todo va a ser plano hasta el 28 de julio. Parece que su guerra contra el Poder Judicial va a escalarse.

Keiko Fujimori. Su actuación política es cuidadosa. No opina sobre adentro ni sobre afuera. No se va a reducir a pintar paredes en la madrugada, pero existen pocas dudas sobre su cuarta candidatura, si las cuestiones legales no interfieren. Una señal obvia es que Fuerza Popular no tiene otro precandidato en la liza.

Rafael López Aliaga. Sus buenas cifras le hacen cosquillas. La gestión municipal de Lima es cada vez más una temprana campaña electoral: grandes promesas, explicación de grandes promesas incumplidas, fiestas de la peliculina, construcción de una claque portátil. Además es cada vez más activo querellante.

Juan José Santiváñez. Activo ministro de los medios y de la TV, quienes casi a diario tienen algo picante que presentarle al público sobre él. Pero está convencido del poder de su palabra, en particular cuando esta niega lo evidente. Sorprende que envíe foto-selfie a un colaborador policial (hoy enemigo acérrimo). De aquí a la eternidad.

Eduardo Salhuana. Un micro-viaje a la China y un par de declaraciones han ayudado a disimular el caso de la oficina prostibularia del Congreso, a alejar el asesinato de Andrea Vidal de las primeras planas (luego de largas semanas solo se repite que “fue por encargo”). Los que pedían su renuncia ya se callaron, seguro que también por encargo.

Elmer Schialer. De un día para el otro su empleo ha cambiado radicalmente, igual que nuestra política exterior. Lo suyo ahora es hacer control de ese daño que se llama Donald Trump. No nos extrañe que el puesto de Torre Tagle pase a manos de alguien de la derecha radical. Ya hay algunos aspirantes sonando.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).