QALI WARMA, niño vigoroso o niña vigorosa en quechua, ahora se convertirá en WASI MIKUNA, que significa comida casera o comida de casa. Los severos cuestionamientos contra el programa social cuyo objetivo era cubrir la necesidad de alimentos entre escolares del sistema público de educación, ha obligado a la renuncia del titular de Qali Warma y a que el ministro Demartini anuncie la desaparición del programa y la sustitución por uno nuevo que se denominará Wasi Mikuna.
Evidentemente, es una estrategia para bajar la intensidad de las denuncias surgidas por alimentos malogrados y de origen dudoso, que se distribuían entre los niños de menores recursos, como ha sido el caso de Ayacucho. También tiene que ver con presuntos casos de corrupción debido a empresas proveedoras que no contaban con la experiencia o que alteraron su documentación para ganar las licitaciones. La ONG Salud con Lupa documentó la participación de los Jimenez en 23 empresas con las que se presentaban a los concursos, para obtener la buena pro.
Han señalado en beneficio del nuevo programa, que habrá más participación de los padres de familia en la vigilancia y un fondo adicional para garantizar la supervisión, lo que permitirá que se resuelvan los cuestionamientos actuales. Habría que decir que en el diseño original de Qali Warma, ganador de premios internacionales por sus logros, se incluye la participación de los padres de familia y su articulación con los mercados locales de alimentos, para alentar una reactivación económica más integradora y sinérgica. Incluso promovía el uso más intensivo de productos frescos y de origen local.
Las continuas campañas por los efectos de este tipo de alimentos: leche fresca, por ejemplo, u otros productos perecibles, obligaron a su sustitución por productos embolsados o enlatados, que garantizaran su conservación.
Al parecer, se volverá a ensayar el diseño original de Qali Warma, esta vez con otro nombre y con un presupuesto -que se le había reducido- para garantizar la supervisión continua en toda la cadena de adquisición y consumo. Lo que no se ha dejado muy en claro es cómo evitar la corrupción y las licitaciones dirigidas que han sido el talón de Aquiles en estos últimos años. La alimentación de los niños de menores recursos con productos de calidad garantizada es obligación del Estado.