Este martes son las elecciones en Estados Unidos, y muchas figuras públicas han manifestado sus preferencias políticas. Por ejemplo, Jaime Bayly ha marcado una postura firme en contra de Donald Trump y del síndrome de hibris (arrogancia y desmesura) que caracteriza al candidato republicano y a sus adeptos.
Como resultado, Bayly ha sido etiquetado casi de inmediato como "comunista", y pareciera que sus seguidores buscan desterrarlo de la "tribu" de derecha a la que siempre ha pertenecido. ¿Por qué ocurre esto? Esbozo tres variables fundamentales:
1) Política del enemigo. Para quienes adoptan una visión reaccionaria de la política, no hay espacio para la discrepancia: estás con ellos o en su contra. Para estas personas la postura de Bayly es una traición, porque no sigue la narrativa empaquetada de la derecha radical. Este tipo de sectarismo exige que los individuos repitan una y otra vez la pauta establecida, rechazando cualquier opinión que difiera (conducta que se asemeja a la corrección política que tanto critican).
2) Paleolibertarismo. Bayly defiende los principios del liberalismo clásico, que se distancian del discurso autoritario de Trump. Además, considera incompatible el liberalismo con el conservadurismo, una combinación que la "derecha alternativa" ha promovido por conveniencia o convicción. Este conservadurismo cultural exige lealtad a ciertos valores tradicionales, algo con lo que Bayly no comulga a pesar de su postura de derecha.
3) Los “valores del occidente”. Para no ser comunista uno tiene que repetir que hay un establishment, una amenaza globalista y una persecución orwelliana de las ideas con la finalidad de enfrentar estos “peligros” mediante la familia tradicional, el proteccionismo y la incorrección política. Bayly como escritor, librepensador y laico no encaja en este sastre.
Por tanto, Bayly es “comunista” porque la derecha de la hybris no acepta que puedas ser liberal, democrático, opositor a las prácticas autoritarias, ni mucho menos que te opongas a sus tótems. Permitir esto a su vez sería ceder espacio ante la amenaza de una necesaria derecha moderna, democrática y verdaderamente liberal en el Perú y el mundo, cosa que no pueden permitir.