Instituciones sexis para el Perú, por Diego Pomareda

Para enfrentar los desafíos actuales del Perú, se requiere voluntad política, pero sin instituciones inclusivas, las decisiones firmes se convierten en un colador, ya que quienes las ejecutan están sujetos a incentivos extractivo

Harari, autor de Sapiens y Nexus, sostiene que “las instituciones no son sexis”, a pesar de ser la base de toda sociedad, y que uno de los grandes problemas es la desconfianza hacia ellas. Esto se alinea con la tesis de los recientes ganadores del Premio Nobel de Economía, quienes argumentan que las instituciones políticas y económicas son los motores de la prosperidad de las naciones.

Estos autores defienden que las instituciones inclusivas, que garantizan reglas de juego claras, acceso equitativo a los recursos y fomentan la tecnología y la educación, influyen positivamente en las conductas e incentivos de los ciudadanos en contraposición de las instituciones extractivas que generan concentración de poder, corrupción, inestabilidad, falta de innovación y, por ende, pobreza.

En el Perú, pese a tener instituciones, estas son predominantemente extractivas, lo cual se ha evidenciado más en los últimos años. Sin embargo, ¿cómo podemos transformar estas instituciones en entidades inclusivas? Considero que debemos enfocarnos en los siguientes 4 puntos:

  1. Autonomía institucional: Las instituciones que mejor funcionan son las que menos están expuestas a los vaivenes políticos, como el Reniec o la ONPE; o aquellas cuyos miembros son elegidos de forma compartida tales como el BCR o la SBS. Otras, por su dependencia política, como Indecopi, Sunedu, Servir, ATU, etc., avanzan pero con el freno de mano puesto.
  2. Autocrítica: Las instituciones peruanas tienden a caer en la soberbia institucional, creyendo que lo hacen todo bien y que no hay nada por mejorar. Este comportamiento defensivo, que carece de capacidad de enmienda, aleja a los ciudadanos y los expone a la captura política.
  3. Conexión entre escritorio y territorio: Una institución que esté desconectada de su realidad no funciona. Las fórmulas importadas y los marcos teóricos perfectos son inútiles si no se comprenden las problemáticas sociales de nuestro país.
  4. Funcionarios calificados: Las instituciones sin personal idóneo que ascienda mediante la meritocracia tienden al fracaso. Además, la capacidad técnica debe ir acompañada de empatía, apertura para trabajar con los actores involucrados y confianza, aspectos esenciales para lograr legitimidad institucional.

Para enfrentar los desafíos actuales del Perú, se requiere voluntad política, pero sin instituciones inclusivas, las decisiones firmes se convierten en un colador, ya que quienes las ejecutan están sujetos a incentivos extractivos. Es momento de que, mediante estos cuatro puntos, nuestras instituciones recuperen la confianza de los peruanos y, en términos de Harari, se vuelvan realmente sexis.