Harari, autor de Sapiens y Nexus, sostiene que “las instituciones no son sexis”, a pesar de ser la base de toda sociedad, y que uno de los grandes problemas es la desconfianza hacia ellas. Esto se alinea con la tesis de los recientes ganadores del Premio Nobel de Economía, quienes argumentan que las instituciones políticas y económicas son los motores de la prosperidad de las naciones.
Estos autores defienden que las instituciones inclusivas, que garantizan reglas de juego claras, acceso equitativo a los recursos y fomentan la tecnología y la educación, influyen positivamente en las conductas e incentivos de los ciudadanos en contraposición de las instituciones extractivas que generan concentración de poder, corrupción, inestabilidad, falta de innovación y, por ende, pobreza.
En el Perú, pese a tener instituciones, estas son predominantemente extractivas, lo cual se ha evidenciado más en los últimos años. Sin embargo, ¿cómo podemos transformar estas instituciones en entidades inclusivas? Considero que debemos enfocarnos en los siguientes 4 puntos:
Para enfrentar los desafíos actuales del Perú, se requiere voluntad política, pero sin instituciones inclusivas, las decisiones firmes se convierten en un colador, ya que quienes las ejecutan están sujetos a incentivos extractivos. Es momento de que, mediante estos cuatro puntos, nuestras instituciones recuperen la confianza de los peruanos y, en términos de Harari, se vuelvan realmente sexis.