El silencio de los inocentes, por Mirko Lauer

Este mutismo se extiende a muchos de los propios congresistas, ahora que el Congreso prefiere hablar directa e intempestivamente a través de sus proyectos de ley. Son iniciativas que suelen llegar al público sin debate previo, ni dentro ni fuera del hemiciclo.

Nótese que los principales políticos, en términos del número de congresistas que controlan y la eficacia del partido que lideran, han entrado hace un tiempo en una discreción muy parecida al mutismo. Han descubierto que el debate público, tal como se viene dando, desgasta, y han decidido mantener sus intervenciones al mínimo.

Además, en esas alturas se ha decidido silenciar a los propios voceros, por lo menos en los temas más importantes, con lo cual el silencio se va haciendo cada vez más profundo. Ahora ya solo se escucha el no tan distante clamor de una protesta que va creciendo.

Este mutismo se extiende a muchos de los propios congresistas, ahora que el Congreso prefiere hablar directa e intempestivamente a través de sus proyectos de ley. Son iniciativas que suelen llegar al público sin debate previo, ni dentro ni fuera del hemiciclo. Cuando hay que hacer una defensa, no son los más hábiles los enviados al ruedo.

Para César Acuña o Keiko Fujimori, salir a defender a su socia y protegida Dina Boluarte no sería un buen negocio político. No vaya a ser que se les pegue la imagen tan controvertida de la presidenta, hasta el 2026. Deben sentir que con no atacar ya están haciendo bastante, y que le están dando más de lo que reciben.

Pero no solo los magnates políticos practican el mutismo. Con casi 40 agrupaciones aspirando a la próxima presidencia, prácticamente no se escuchan opiniones de candidatos sobre temas de candente actualidad, capaces de orientar votos en una u otra dirección. La idea parece ser que el candidato no habla hasta los debates finales.

¿Entonces quién habla? Pues parece que todo lo dice el Gobierno. Los ministros aplican frases huecas a los problemas nacionales del momento o hacen anuncios-promesa desmedidos. Boluarte tramita sus rencillas a través de medios y redes. Los opositores no hacen sus propias propuestas, sino más bien se dedican a criticar las ajenas.

En este contexto, el primer parlanchín del país es el ministro del Interior, que lleva colgados del cuello los problemas de la criminalidad que recibió con el cargo, y el asunto del pasajero del Lexus presidencial. Además, tiene iniciativas y opiniones en abundancia, convencido de que la publicidad distrae, disimula y distiende las cosas.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).