Tantas veces Petroperú, por Mónica Muñoz-Nájar

Es necesaria una intervención por un actor privado externo al Estado. Esto no significa vender ni privatizar la empresa, sino permitir que un equipo independiente de las interferencias políticas lidere los cambios requeridos.

Como en la novela Tantas veces Pedro, de Alfredo Bryce Echenique, donde el protagonista se queda atrapado en la idealización de un amor inexistente, muchos en el Perú siguen atrapados en la idea de que mantener a Petroperú como está es la mejor opción. La visión de una empresa petrolera perfecta, sin problemas de gestión y sin deuda, nos impide ver sus graves deficiencias, que demandan cuantiosos recursos públicos. Al igual que Pedro no avanza en su vida amorosa, el país permanece estancado, creyendo que Petroperú puede continuar como está, sin desarrollar alternativas que podrían llevarnos a mejores resultados.

Existe mucha desinformación sobre la situación de Petroperú, empañada por intereses particulares e ideologías. Por eso, quiero compartir con usted, amable lector, información y evidencia de algunos puntos discutidos en las últimas semanas.

Primero, quiero aclarar que apoyo una intervención en Petroperú por un actor privado externo al Estado. Esto no significa vender ni privatizar la empresa, sino permitir que un equipo independiente de las interferencias políticas lidere los cambios necesarios, y así hacerla sostenible en el mediano plazo y que en un par de años pueda cumplir con sus obligaciones, tanto con los acreedores externos como con el Estado peruano, al que ya le debe miles de millones de soles. Además de tener una gestión a cargo de un privado, puede ser necesario que entren capitales privados a dar dinero a la empresa, pues esta requerirá por lo menos un par de años de más dinero y el Estado tiene una caja fiscal muy ajustada para poder afrontarlo.
Dejando en claro mi posición y mis sesgos, los invito a analizar algunos argumentos que suenan seguido.

“Se está exagerando la crisis de Petroperú”

Lejos de exagerarse, la crisis de Petroperú se ha subestimado durante años. Desde 2013, la petrolera ha acumulado pérdidas de casi S/19.000 millones, equivalentes al 2,5% del PBI nacional, según el Instituto Peruano de Economía (IPE).

Además, según información del Banco Central de Reserva (BCR), Petroperú ha tenido un resultado primario —diferencia entre sus ingresos y gastos no financieros— negativo en 22 de los últimos 34 años, que promedia S/1.235 millones en negativo cada año por los últimos 10 años. Incluso si, como señalan algunas voces que defienden el statu quo en Petroperú, evaluamos las utilidades netas, que han sido positivas 27 de los últimos 34 años, tenemos que los últimos dos años se han acumulado pérdidas que superan las utilidades positivas de los 7 años anteriores. Así, no se pueden negar los problemas de gestión y sostenibilidad de la empresa.

Gran parte del problema financiero de Petroperú proviene de la deuda asumida para financiar la refinería de Talara, cuyo costo final fue de US$ 6.500 millones, cuatro veces su presupuesto inicial. Hoy, la deuda de Petroperú asciende a US$8.400 millones, monto que es suficiente para cerrar la brecha de agua potable del país o construir otra Línea 2 del Metro de Lima.

A estos problemas se suma la paralización por meses de una unidad de la Nueva Refinería de Talara, lo que ha elevado la pérdida proyectada para 2024 de US$300 millones a US$750 millones.

“Todas las empresa han tenido problemas por la pandemia, no es culpa de Petroperú”

Es cierto que la pandemia afectó a muchas empresas, pero el caso de Petroperú es distinto. Por ejemplo, Ecopetrol, la empresa estatal colombiana, logró una ganancia neta de US$5.910 millones en 2023, mientras que Petroperú sufrió una pérdida de US$1.064 millones. Incluso, Pemex, la petrolera estatal mexicana, considerada una de las más endeudadas del mundo, ha logrado revertir las pérdidas en los últimos años. Estos ejemplos contrastan fuertemente con la situación de Petroperú, que sigue acumulando deudas y pérdidas sin señales de mejora.

Como se ha señalado, Petroperú acumula un resultado primario negativo promedio de S/1.235 millones anuales por los últimos 10 años, según cifras del BCR. Esto significa que los problemas de la empresa no se deben exclusivamente a la pandemia, sino a una gestión ineficiente que ha perdurado por más de una década. No es una casualidad que Fitch Ratings rebajara la calificación crediticia de la deuda emitida por Petroperú a la calidad de “bono basura” en setiembre del 2022 y su calificación ha seguido bajando, con una última rebaja en mayo del 2024.

Además, a diferencia de otras empresas estatales como Electroperú o las regionales de electricidad, que, según el Instituto Peruano de Economía (IPE), han reportado resultados positivos por S/7.000 millones entre 2013 y 2023, Petroperú ha sido incapaz de sostener ganancias acumuladas, lo que revela que el problema, más que la pandemia, es la gestión de Petroperú.

“Lo que se quiere es privatizar Petroperú y por eso se está dando mala información”

La realidad es que la crisis de Petroperú es grave y evidente. La falta de liquidez es tan aguda que, según el diario Gestión, Petroperú ya no tenía fondos disponibles para pagar a los buques que transportan petróleo a fines de agosto del 2024.

El Estado le ha dado miles de millones de dólares a la empresa para ayudarla a sobrevivir, pero incluso ello no garantiza su sostenibilidad a largo plazo y es probable que se le tenga que transferir más dinero el próximo año. Se requieren hacer cambios significativos en la gestión de Petroperú y estos no se darán si se mantiene como está. Por este motivo, se propuso una reestructuración con el liderazgo de un PMO (Oficina de Gestión de Proyectos) privado, alternativa que maximizaría la posibilidad de que se hagan cambios importantes, aunque parece que recientemente el Gobierno optó por no seguir con este camino.

Es importante notar que la Ley n° 30130 permite a Petroperú vender acciones a privados hasta por el 49,9% del valor de la empresa, esto para tener mayor capital, pero mantener la empresa con control del Estado. Así, vender la totalidad de la empresa es imposible, no solo por esta restricción legal, sino por la realidad de que la situación actual de la empresa no es atractiva para su venta.

“Petroperú es una empresa estratégica y si necesita recursos del Estado para salvarla, hay que dárselos”

Este es un argumento indolente que no reconoce que el dinero del Estado sale de la misma bolsa, lo que va a Petroperú podría ir a educación, salud, seguridad ciudadana o proyectos de infraestructura. No necesito recordarle a usted, amable lector, la recatafila de carencias y brechas que tenemos por cerrar, en particular por el incremento reciente de la pobreza, anemia y hambre en el país.

Es fundamental abordar la crisis de Petroperú con información clara y sin distorsiones. La empresa no es sostenible en su estado actual, y perpetuar la desinformación solo agrava su situación. La participación de un gestor privado podría ser una opción viable para reorganizar la empresa, mejorar su gobernanza y evitar que continúe siendo un “barril sin fondo” para el dinero público. Necesitamos un debate sincero y transparente sobre el futuro de Petroperú, libre de mitos y con el objetivo de proteger los intereses de todos los peruanos.

Mónica Muñoz-Nájar

Coordinadora de Proyectos y Políticas Públicas de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES). Docente de la Universidad del Pacífico. Magíster en Economía de la UP con experiencia en el sector público y el desarrollo económico. Se ha desempeñado como presidenta del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana.