Boca sucia, por Mirko Lauer

"Un tufo de locura y una boca sucia política han llevado a Milei donde está en Argentina, y ahora quiere llevar la fórmula a escala global".

La vergonzosa violencia verbal de Javier Milei todavía puede producir cosas peores que el reciente incidente de Madrid. En medio de todo, el Gobierno español ha sido generoso, pues ha podido sacar al argentino del país a paso de polka pocas horas después del insulto a la esposa de Pedro Sánchez. Al no hacerlo, ha tenido algo de compasión.

Un tufo de locura y una boca sucia política han llevado a Milei donde está en Argentina, y ahora quiere llevar la fórmula a escala global. O más bien a escala verbal, porque en su propio país sus fórmulas no están funcionando, y solo dan mucha más inflación y más pobreza para sus gobernados. ¿Cómo piensa resolverlas?

Por lo pronto tratando de instalarse como figura mundial de la extrema derecha, recurriendo a los modales de un carretero. Pero esa derecha no está muy convencida. Por lo pronto Marine Le Pen, de Francia, ha tomado distancias de la conducta de Milei, y nadie en Europa está aplaudiendo. Es otro “tour de la libertad” que no produce nada. Solo más insultos.

Gustavo Petro de Colombia: terrorista asesino; Manuel López Obrador de México: ignorante; el papa Francisco: un imbécil que defiende la justicia social; Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel: narcotraficantes y terroristas. A estas alturas hay un público esperando más insultos a mandatarios en nombre de la libertad y la economía.

Toda esta insultadera internacional tiene un modus operandi más o menos establecido. Los insultos al aparecer crean publicidad por los cuatro costados. Luego viene el incidente diplomático, que crea más publicidad. Luego viene cierta calma, que prepara el terreno para un nuevo insulto. Así va ganando unas elecciones mundiales que no existen.

Pero en todo eso se da un efecto de demostración, que multiplica la violencia verbal allí donde es posible. Milei se ha convertido en una suerte de catedrático de lenguaje indecente para presidentes. No es muy imaginativo (terrorista, comunista, asesino), y es de carajo fácil, lo cual sugiere un inminente cansancio de su público.

Pero hay líderes políticos y hasta mandatarios que necesitan del verbo flamígero del argentino, con lo cual las invitaciones van a multiplicarse. Aunque siempre hay el peligro de que un insulto lanzado desde un país a otro produzca algo más que un incidente diplomático trucho.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).