El gobierno no necesita maquillar, camuflar, postergar o disfrazar las cifras de pobreza en 2024. Basta con la Nota semanal del Banco Central de Reserva para tener una idea de qué está sucediendo con la economía de los hogares o las personas. Por su parte, la caída del Producto Bruto Interno es elocuente por sí sola.
Son varios los factores que apuntan a hacer más pobres a los que ya lo son. El efecto pandemia sigue siendo un elemento importante. Otro es la orientación del gasto público, lejos de las necesidades sociales más urgentes. Aunque quizás no parezca, la criminalidad en calles y comercios empobrece mucho a la población.
Si el Ejecutivo cree que nadie se ha dado cuenta de la creciente pobreza, está en un error. No hay noticia de boca a boca que viaje tan rápido y tan lejos como la penuria económica del vecino. Mover esa noticia de una semana a otra no cambia mucho las cosas. ¿Por qué hacerlo? Quizás es el fetichismo político de los momentos propicios.
Sin embargo, aquí la pobreza es un instrumento errático de la política. Los gobiernos que la redujeron considerablemente en otros decenios no fueron premiados por ello, ni siquiera aplaudidos. Los shocks de empobrecimiento (la hiperinflación de García 1989, el ajuste de Fujimori 1990) terminaron perdonados a poco de haberse producido.
El argumento de la clasificadora de riesgo Standard & Poor, en el sentido de que la política estaba afectando a la economía del país, le reveló a Dina Boluarte un horizonte de responsabilidad política. Es decir, que lo de S&P no había sido un aviso a los clientes, sino un reproche casi directo a la presidenta, una forma de hacer notar su debilidad.
Por alguna razón, en el Perú del siglo XXI los pobres no protestan, ni le reclaman sistemática y organizadamente a los poderosos por su pobreza. Pero podrían hacerlo mañana en las calles, e incluso volver a expresarlo con una votación suicida. Ese día hasta la voraz derecha del Congreso se declarará del lado de los pobres.
Para la gente que vive en los cerros, la estabilidad que Boluarte dice haber traído no vale nada. Allí están las encuestas de popularidad para demostrarlo, y ahora las de pobreza.
Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).