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Menú 2026: largo y disperso, por Augusto Álvarez Rodrich

Especulación sobre la oferta electoral futura del país.

El lanzamiento de la candidatura de Roberto Chiabra puede ser, como especuló hace unos días esta pequeña columna, catalizador de varias otras postulaciones en incubación en distintos espacios desde hace tiempo, produciendo un menú amplio y disperso.

Un menú así es inconveniente para un restaurante. Una carta muy larga confunde al comensal, por el lado de la demanda, cuando se le expone al esfuerzo agotador de muchas opciones. Por la oferta, perjudica al establecimiento al dispersar esfuerzos en vez de tener pocos platos bien hechos, manteniendo calidad y costos eficientes. El crítico gastronómico Ignacio Medina dice que esos restaurantes suelen fracasar.

Como el Perú en las elecciones de los últimos años, con casi dos decenas de candidatos, todos con una visión —si alguna tienen— muy dispersa sobre qué hacer y dónde debe ir el país, dejando todo al azar de lo que produzca la primera vuelta, que luego puede plantear opciones del tipo cáncer versus sida en la segunda. Y en el 2026 puede ser peor.

La lista de candidatos incluye algunos previsibles, como Keiko Fujimori (FP), César Acuña (APP) y George Forsyth (Somos Perú), pero, también,  muchos más entre los que se puede especular con, además de Chiabra, José Luna Gálvez (Podemos), Alfonso López Chau o Verónika Mendoza por la izquierda; Antauro Humala (Antauro), Aníbal Torres, Walter Aduviri o un nuevo entenado del prófugo Vladimir Cerrón con una oferta radical; Roque Benavides o Carla García (Apra); Carlos Añaños; Pedro Cateriano (Libertad Popular); Mesías Guevara (Partido Morado); Marisol Pérez Tello o Flor Pablo (Lo Justo); y, en fin, muchísimas opciones más que el espacio disponible impide mencionar, incluyendo las del ámbito regional que Lima nunca identifica.

El camino para llegar a la presidencia en el 2026, o cuando sea, pero parece claro que la mayoría de candidatos prefiere que la elección sea ese año en vez de antes, es azaroso (en el sentido que tiene en sí azar o desgracia, y que es turbado), e invita a alianzas, aunque varios pueden apostar al ‘huachito’ de la suerte y pensar que, si Pedro Castillo llegó a la presidencia, por qué no yo, por lo que pueden postergar el pacto para la segunda vuelta, en la que todos querrán ser el mal menor.

Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.