La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que el Perú ha caído en desacato en el caso del indulto otorgado al expresidente Alberto Fujimori. En respuesta a la postura de la Corte, el Estado peruano hizo ayer una defensa de su posición, argumentando que la libertad del sentenciado por delitos de lesa humanidad, como fueron los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta, se ajustaba a la ley y que no se estaba violentando el Estado de derecho. Por el contrario, indicaron que la propia Corte había expresado en su sentencia que la decisión final del indulto otorgado en el 2018 correspondía a la justicia nacional y que, además, la decisión se adoptó en esa esfera supranacional sin que se haya concluido la etapa judicial en el país.
Se trató de una defensa en toda la línea sobre una medida que genera controversias y rechazo, en especial de los deudos y víctimas de los crímenes cometidos en nombre del Estado, bajo la cobertura de la lucha contra el terrorismo.
Barrios Altos y La Cantuta fueron asesinatos a mansalva, sin justificación. Un grupo militar eliminó a los asistentes de una fiesta, entre ellos un niño. En la universidad, los estudiantes y el profesor fueron apartados de sus habitaciones y llevados a un descampado, donde fueron asesinados y luego, calcinados sus restos. La diligencia periodística en ambos casos descubrió lo que siempre se quiso ocultar: hubo acción directa del Ejército, que actuó con un equipo militar que recibía órdenes de los superiores. Y Fujimori fue encontrado culpable del crimen mediato, porque él conocía de estos operativos y los felicitaba.
Ahora que se pretende reescribir la historia y que se quiere echar un manto del olvido sobre lo ocurrido en la década de violencia y autoritarismo político, es bueno recordar estos episodios que enlutan aún los hogares de familias peruanas.
Esperemos que la genuflexión actual del Ejecutivo frente al socio político que es el fujimorismo no pierda de vista que, más allá de una lucha por la permanencia en el poder, existen las causas justas de los pueblos que se imponen al olvido.
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