El baile de los pollos sin cabeza, por Augusto Álvarez Rodrich

Fiscal de la nación podría ser cabecilla de banda criminal. 

Patricia Benavides ya parecía pollo sin cabeza corriendo por la fiscalía de la nación aún antes de pronunciar su penoso mensaje a la nación de ayer con el que pretendió salvar el puesto, sin percatarse de que daba manotazos en un pantano donde cada nuevo movimiento la hundía más, pues las movidas y destituciones que realizó en las madrugadas del fin de semana evidenciaban su desesperación.

El equipo contra la corrupción en el poder la investiga por lo obvio, pero que solo requería evidencia: que ella negociaba las investigaciones a los congresistas delincuentes a cambio de sus votos en decisiones clave. Cuando se enteró de la cercanía de la revelación de la imputación, se puso a destituir a fiscales y funcionarios con frenesí.

Pero su suerte ya estaba echada, lo que se agravó con el mensaje en el que acusó de homicidio a la presidenta de la república, un caso en el que dos días antes había pedido la ampliación del plazo de investigación, creyendo que gritar ‘Dina asesina’ la ayudaría.

La imputación a Benavides es muy grave y la investigación se debe realizar sin interferencias, lo que requiere su separación del cargo. Como no piensa hacerlo, la JNJ debe separarla.

El ministerio público es una institución clave del país en estado de putrefacción por fiscales que no ayudan a hacer justicia, sino solo a acumular evidencia para atacarse entre ellos, los distintos bandos de la mafia.

Que la fiscal de la nación sea investigada como cabecilla de una organización criminal constituye una expresión penosa, pero emblemática, de la degradación institucional que sufre el Perú. Pero no es absurdo pensar que esa acción delictiva tendría que haber funcionado en complicidad con el congreso y los partidos, y que la ramificación podría llegar hasta el gobierno.

El ambiente de ayer parecía un poco al de ‘fin de fiesta’ del año 2000 cuando el presidente Alberto Fujimori perseguía por Chaclacayo a Vladimiro Montesinos, pero, por ahora, parece que solo cae la fiscal Benavides, aunque no debe dejar de observarse que, a pesar de que todavía no es el escenario más probable, está creciendo la posibilidad del desenlace de adelanto del colapso de este baile de pollos sin cabeza que es hoy la institucionalidad peruana.

Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.