La palabra NIMBY significa “not in my backyard”, o “no en mi patio trasero” por sus siglas en inglés. Se usa para describir a los residentes de un barrio de la ciudad que se oponen a cualquier cambio o desarrollo en su entorno, aunque este pueda ser beneficioso para la mayoría. Por asociación, se entiende que los NIMBYS se preocupan exclusivamente por su entorno inmediato, más no por el desarrollo de la ciudad más allá de su calle.
Algunas de las cosas que desatan la furia de los NIMBYS incluyen los proyectos de infraestructura, las mejoras urbanísticas, ciclovías, reducción de estacionamientos vehiculares para ampliación de veredas y otras obras que impliquen mejoras del entorno urbano. Sin embargo, también suelen oponerse a cualquier actividad en el espacio público cerca a su lugar de residencia, tales como eventos culturales, pícnics, ciclistas, bioferias, clases de ejercicio, etc.
¿Suena familiar? Apuesto a que sí; en Lima estamos rodeados de NIMBYS y tienen un poder desproporcionado sobre las decisiones de políticas públicas. Nuestros alcaldes suelen usarlos como excusa para interrumpir o reprimir el uso libre de los espacios públicos y enfocar el uso de recursos en proyectos intrascendentes que tienen poco impacto transformador, pero que no generan anticuerpos.
El problema no es que los NIMBYS defiendan el carácter de su barrio o que alcen la voz; el problema es que la participación de un NIMBY siempre es contraproducente, ya que nace de una negación del cambio y la evolución de la ciudad. Es decir, no es una participación que busca sumar esfuerzos para alcanzar una visión de ciudad donde podemos vivir mejor, sino que busca preservar sus privilegios personales y frenar cualquier iniciativa que los pueda afectar en lo más mínimo.
Es una participación egoísta, contraria al bien común. Necesitamos más participación ciudadana para tener mejores ciudades, pero partiendo desde una visión inclusiva para un mejor futuro urbano para todos y todas.
Profesional enfocado en la gestión de proyectos urbanos y del entorno construido. Cuenta con estudios de arquitectura en Syracuse University, EEUU y una maestría en sociología urbana en Goldsmiths, University of London. Aspira a que las ciudades peruanas sean mejores lugares para vivir para todos sus habitantes.