Como estaba anunciado, esta semana visitó el Perú Mathias Cormann, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que reúne a las mayores economías del mundo. Ingresar a ese exclusivo club es una de las aspiraciones de un país como el Perú, que vería fortalecida su participación en el sistema multilateral de libre comercio y reforzado su crecimiento económico.
El país inició el camino de incorporación hace años. En 2018, lanzó un plan de acción para implementar una serie de reformas en distintos ejes: crecimiento económico; gobernanza pública, anticorrupción y transparencia; capital humano y productividad; y medio ambiente. El compromiso fue tal que el consejo de la OCDE inició en 2022 las conversaciones de adhesión de nuestro país, planteando una hoja de ruta que señalaba el camino para adaptarse a los estándares y políticas de la convención.
Como resulta evidente, la OCDE tiene una mirada compleja, que incide en la necesidad de una institucionalidad sólida, con separación de poderes y lucha activa contra la corrupción, como base necesaria para el desarrollo económico. La evaluación que hace del Perú en su documento Estudios Económicos de la OCDE - Perú 2023 lo dice con claridad: “Un Estado de derecho débil genera un entorno empresarial insuficientemente estable y predecible, lo cual desalienta la inversión, el comercio y el espíritu emprendedor”.
PUEDES VER: Cifras creíbles, por Humberto Campodónico
Publicado en setiembre, el documento traza un perfil bastante realista del Perú, lo que deja en evidencia los pasivos del país en materias como el medio ambiente: “Dada la alta vulnerabilidad del Perú a eventos climáticos extremos más frecuentes y severos, existe una necesidad urgente de ampliar las políticas de adaptación climática para mitigar los posibles impactos devastadores y salvaguardar las comunidades, la infraestructura y los recursos naturales del país”.
Es todavía más duro cuando se refiere a la lucha contra la corrupción: “La percepción de la corrupción sigue siendo alta en el Perú. Además, los indicadores sugieren que el control de la corrupción se ha erosionado con el tiempo. Los escándalos de soborno y tráfico de influencias a alto nivel han implicado a todos los poderes del Estado”.
Vuelven a quedar demostrados los efectos que las malas políticas públicas, la falta de separación de poderes, la desinstitucionalización y la galopante corrupción tienen en nuestra economía. También la visión de las instancias internacionales sobre la situación nacional, al margen del ruido y la polarización internos. Manteniendo la costumbre, ahora correspondería que la flamígera congresista Chirinos exija a la Cancillería una nota de protesta por esta intromisión en los asuntos internos del país.
Raúl Tola. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.