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Perú, un país condenado a tener éxito, por Augusto Álvarez Rodrich

El momento actual ofrece riesgos que son oportunidades.

Nunca más cierto hoy que en el país concurren los dos caracteres de la palabra crisis en chino, pues el momento plantea riesgos grandes, pero, también, ofrece oportunidades valiosas que quienes no osen explorarlas pueden luego lamentarlo.

Un riesgo obvio es una estabilidad política precaria por un elenco político mediocre y corrupto que fomenta la desaceleración económica que, a su vez, reduce salarios y empleo, eleva la pobreza, deteriora a empresas, y eleva la desconfianza para invertir y el pesimismo para ‘sobre-vivir’ en el Perú.

Otros van llegando, como, para volver a China, el enfriamiento de su economía, de la cual depende tanto el Perú —el MEF seguro sigue poniéndole velitas misioneras—; el aumento de la inseguridad; un Niño peligroso; y hasta un mal arranque en las eliminatorias al mundial por un fixture envenenado que refuerce el desánimo nacional.

El primer semestre económico 2023 —descontando el de la pandemia fue el peor de las últimas dos décadas, y aunque hay señales de que el segundo será mejor —si El Niño no lo arruina—, hay una sensación de pesimismo y agobio en la gente y en las empresas.

Siendo eso justificado, no debería impedir ver que hasta situaciones complejas como esta pueden catalizar la construcción de un futuro mejor.

Para un político honesto e ideas modernas, la circunstancia actual es inigualable para incursionar en el mercado electoral. Para un trabajador que perdió ingresos o el empleo, es la posibilidad de reinventarse recordando, como dice el dicho, que hasta una patada en el culo te empuja hacia adelante. Y para las empresas, un momento de desazón como este puede ser propicio para identificar oportunidades, nuevos mercados y hasta comprar barato.

El país ha superado en el pasado reciente tantas crisis, desde el terrorismo-colapso económico de los ochenta, hasta, ahorita nomás, la presidencia de Pedro Castillo —lo más cercano a tener en Palacio a alguien con compromisos con el crimen organizado y lo que queda del terrorismo—, que no debiera haber duda de que, de esta, salimos de todas maneras, más fortalecidos, y que quienes no lo vean así perderán oportunidades valiosas en este país, el Perú, que está condenado a tener éxito.

Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.