Las élites dominantes y gobernantes peruanas nunca resuelven los problemas estructurales, políticos y culturales sino que los ocultan y los acumulan hasta que estallan en coyunturas críticas como la que estamos viviendo desde hace siete meses. Me voy a limitar a señalar los hitos principales del itinerario de esta coyuntura crítica.
1. Los partidos antioligárquicos de la primera (APRA) y de la segunda generación (AP, DC, SP) se agotaron con las grandes reformas de Velasco. AP y PPC asumieron un neoliberalismo temprano en los 80 y el APRA, un populismo tardío luego de haber sido socio de la oligarquía. Las izquierdas fueron minadas por el terrorismo y por la caída del muro de Berlín.
2. Belmont y Fujimori inauguraron el triunfo de los outsiders y del caudillismo. Fujimori instauró el neoliberalismo, el autoritarismo y la Constitución de 1993 cuyos legados han entrado hoy en crisis.
3. En el siglo XXI se instauró una democracia sin partidos que han sido reemplazados por los caudillos y las mafias patrimonialistas que no representan a nadie y que solo sirven para asaltar al Gobierno, al Estado y al fisco.
4. Los poderes fácticos repudian a los caudillos que rechazan al neoliberalismo y a la Constitución del 93, los amenazan y los chantajean hasta convertirlos en neoliberales. Sus electores se sienten traicionados y rechazan el desconocimiento práctico de la soberanía popular por los poderes fácticos.
5. Cuando los presidentes-caudillos no tienen mayoría en el Congreso entra en crisis el presidencialismo parlamentarizado y se produce un Gobierno dividido que desemboca en el juego perverso de vacancia y disolución, de golpe y contragolpe. En siete años hemos tenido 6 presidentes, 4 golpes del Congreso y una disolución de este. A Merino se lo llevó un desborde democratizador de las masas.
6. Terminado el largo boom exportador (2003-2014), el neoliberalismo comenzó a mostrar sus fallas que fueron exhibidas con claridad por la pandemia: Estado ineficaz y desigualmente distribuido en el territorio, economía primario-exportadora productora de informales, fragmentación social y territorial, acentuación de la desigualdad.
7. La ultraderecha, el fujimorismo y los poderes fácticos desconocen el triunfo de Castillo, inventan un fraude que el JNE niega. Impulsan tres intentos de golpe contra Castillo quien sucumbió al tercero, previó tonto discurso golpista y suicida.
8. La caída de Castillo y la sucesión de Boluarte para gobernar con el programa de los perdedores desató tres grandes movilizaciones democratizadoras del sur andino que, unas más exitosas que otras, llegaron a 18 regiones.
9. La agenda política que estas grandes movilizaciones han planteado sigue en pie: Renuncia de Boluarte, disolución del Congreso, elecciones adelantadas, consulta para convocar a una asamblea constituyente. La recesión actual del Perú amplía la agenda política, pero no la sustituye.
10. Las movilizaciones democratizadoras y la agenda política planteada traen a flote los problemas estructurales e históricos no resueltos del Perú (la carencia de una nación, la debilidad del Estado, la economía colonial, la promesa de la República) y los clivajes y contradicciones de la época neoliberal y genera los grandes protagonistas de la coyuntura crítica: la coalición autoritaria del parlamentarismo presidencializado con los poderes fácticos y un vasto movimiento democratizador con altas y bajas, pero que se mantiene en pie.
Sinesio López. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.