El premier Otárola anunció que la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) desaparecería. La llamó “nido de víboras” en un discurso altisonante, asegurando que así rompería los lazos de corrupción entre malas empresas y malos funcionarios públicos. Pero el simple hecho de disolver una entidad pública no resuelve los serios problemas de gestión que arrastra el Estado peruano. No crea una nueva cuenta, lo que hace es aumentar los intereses de la cuenta pendiente.
Veamos cuáles son esos pendientes para analizar si la creación de la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN) podrá hacerles frente.
Para empezar, la ARCC se creó para saltar las normas de contratación pública. Somos conscientes hace mucho tiempo de que el procedimiento regular es largo, engorroso y no ha cerrado las puertas a la corrupción. Pero no resolvemos el problema de fondo, creamos entidades ad hoc que puedan desarrollar proyectos de inversión con procesos especiales para acelerar la inversión. El mecanismo Gobierno a Gobierno es un ejemplo. Pero los escándalos recientes muestran que, con estos procedimientos acelerados y mediados por otros Gobiernos, también hay filtración de corrupción. ¿La creación de la ANIN resolverá esto? No, solo nos dará la sensación de un nuevo comienzo, pero el problema seguirá.
Por otro lado, la ARCC se creó para “reconstruir” la infraestructura dañada por El Niño Costero del 2017 y además generar “cambios” en los territorios afectados que permitan mitigar la vulnerabilidad existente ante fenómenos climáticos. La realidad es que solo se completó parcialmente la primera tarea.
La Gestión de Riesgos de Desastres (GRD) sigue siendo dejada de lado en el país. La ley señala que la GRD tiene siete procesos: estimación, prevención, reducción, preparación, respuesta, rehabilitación y reconstrucción. El último proceso fue simplemente extraído y entregado como responsabilidad a la ARCC, ¿qué podía pasar? Pues lo que vimos, que se reponga infraestructura, pero que no se aborden las soluciones integrales. Con el anuncio de la llegada de El Niño Global, el río Piura sigue siendo un riesgo, al igual que las quebradas San Idelfonso, San Carlos o El León.
La desactivación de la ARCC y la implementación de la ANIN no resolverá los problemas serios que tienen Piura o La Libertad, entre otras regiones. Parte del problema tiene que ver con que las soluciones no son simples y las propuestas presentadas no generan consensos. En Piura se han caído procesos varias veces y en La Libertad, si bien avanzan las obras en las quebradas mencionadas, varios representantes de organizaciones campesinas han señalado que no permitirán que se culmine por la posible afectación que tendrán sus chacras por el desvío de aguas.
La política de evasión de los problemas de Otárola y Boluarte no sirve de nada. Acá tampoco hay borrón y cuenta nueva. Acá hay tareas pendientes y urgentes.
Socióloga, con un máster en Gestión Pública, investigadora asociada de desco, activista feminista, ecologista y mamá.