Opinión

Inconsecuencia

"Lo cierto es que, en el caso de Isabel Cortez, una medalla valió más que la representación al pueblo que dice defender. Y no es la única".

Qué imagen reveladora es la de Isabel Cortez abrazando a Dina Boluarte el 1 de mayo. La trabajadora de limpieza en la que tantas personas se veían reflejadas en sonrisas junto a una de las principales responsables de la represión militar y policial que llevó a ejecuciones extrajudiciales durante las últimas protestas, según el más reciente informe de Human Rights Watch.

Quién iba a pensar que Chabelita, que tantas veces respaldó las denuncias y señalamientos hacia las acciones autoritarias de este Gobierno, terminaría abrazada de quien, según ella, representaba ‘‘la impunidad y el desprecio a nuestro pueblo’’. ¿O es que era esperable?

No se trata de una sola acción cuestionable por parte Cortez, sino de la gota que derrama un vaso que hace rato se llenaba de actuaciones y posicionamientos decepcionantes por parte de la legisladora. Pero, en el país en donde decenas de peruanos (incluidos niños y adolescentes) han muerto producto de la represión, sin que esto sea un escándalo nacional, algo como lo de Chabelita parece no tener importancia. Una decepción más.

Lo cierto es que, en el caso de Isabel Cortez, una medalla valió más que la representación al pueblo que dice defender. Y no es la única. Se llenan la boca hablando de su compromiso con los más vulnerables, pero están dispuestos y dispuestas a traicionar a quienes les pusieron donde están.

La equidistancia no es abstracta, se extrapola en este tipo de acciones cuyo significado va más allá de un gesto que, seguramente, será defendido con argumentos rebuscados. Porque se dice que en política hay que ‘‘estar bien’’ con todos, pero, ¿cómo se puede abrazar y sonreír tan ligeramente junto a la persona que sigue sin responder por las muertes de decenas de peruanos?

Debemos exigir políticas y políticos con posiciones claras y acciones a favor de los derechos humanos, consecuentes, dignos representantes del pueblo al que dicen defender y sostener. Necesitamos mayor convicción y menos idealización.