Los retos del 1 de mayo

Una celebración de los trabajadores en tiempos de cambio y confusión.

Como cada año, en el mundo entero los trabajadores celebran el 1 de mayo con movilizaciones, marchas, romerías, protestas y una obligatoria reflexión en tiempos de caos y confusión. Hay 500 millones de personas en el mundo que no tienen acceso a un trabajo asalariado o que trabajan menos horas remuneradas de las que quisieran, según la OIT.

El 1 de mayo, además de las necesarias jornadas de protesta, también es un disparador de interrogantes sobre el futuro del trabajo y el rumbo que tendrán los reclamos laborales en los próximos años. Por un lado, la necesidad de que los Gobiernos creen un número suficiente de empleos de calidad que cumplan estándares que permitan la satisfacción de las necesidades básicas de cada vez mayor cantidad de personas. Sin duda alguna, la seguridad social y el beneficio pensionario que debe formar parte indesligable de los puestos laborales resulta siendo una demanda insatisfecha que necesita respuestas urgentes por parte de los Gobiernos.

El segundo cambio importante es lograr que cada vez se trabaje menos horas para permitir que las labores generen felicidad y se produzca un mayor equilibrio entre la vida laboral y la vida familiar. Chile es el ejemplo más próximo, con la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, aunque este cambio se producirá en los próximos años y de forma paulatina.

Adaptarse a los cambios vertiginosos que se están produciendo por efecto de la tecnología configura otro de los retos que se está produciendo en la escena laboral. Ya no es solo el teletrabajo y todas sus variantes, sino las nuevas demandas de calificación del personal, el desarrollo de habilidades para adaptarse a las demandas de la industria y una comprensión cabal de los nuevos procesos, en los que la innovación cumple un rol primordial.

En el caso de las mujeres, sigue siendo una tarea pendiente su incorporación al mercado laboral en igualdad de condiciones salariales por igual trabajo. Hay, según datos de la OIT, una cuota de trabajo de cuidados no remunerado que realizan las mujeres que equivale a 1,500 millones de ellas trabajando ocho horas por día sin cobrar.

Es, sin lugar a dudas, un tiempo de cambio que se está produciendo en el mundo, en el que los modelos de trabajo están en plena transformación. La capacidad de adaptación será la prueba de fuego que permita avanzar hacia un mundo en el que se impulse un desarrollo sustentable con mayores derechos laborales para todos.