Opinión

Un plebiscito de todos los días

“Lo que podría haber sido un pacífico Gobierno de transición, se enlutó con la ejecución de decenas de compatriotas, el 90% de los cuales eran gente pobre de las zonas andinas”.

Jorge Bruce
Jorge Bruce

En una entrevista de Timothy Snyder al diario Le Monde, a propósito de la invasión rusa a Ucrania, el historiador estadounidense cita a Ernest Renan: “la existencia de una nación es un plebiscito de todos los días” (1882). Fuera del voto popular, a diario se realizan acciones que reafirman la existencia de una comunidad nacional.

En Ucrania, por ejemplo, dice Snyder, alguien conduce una camioneta del oeste al este del país para entregar algo a una persona que no conoce, pero conoce a alguien que conoce a esta persona. Esto permite crear una red horizontal, un vínculo de confianza. De este modo los ucranianos combaten en esta guerra: esto define a la nación ucraniana.

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Si ese vínculo no hubiera existido de antemano –grave error de Putin–, los ucranianos no se estarían defendiendo de manera tan heroica y solidaria. Sin la presencia de ese lazo social, la democracia es tan precaria como ciertas edificaciones piuranas, construidas por empresas inescrupulosas sin las previsiones indispensables, desmoronándose ante el empuje de huaicos y lluvias.

Es innegable que la presidenta Dina Boluarte está en ese cargo por mandato constitucional. Desde el momento que el expresidente Castillo dio un autogolpe, una parodia del que dio Alberto Fujimori en 1992, a ella le correspondía ocupar el sillón presidencial. Por si alguien duda todavía que Castillo imitó a Fujimori (“disolver”), los remito al lapsus pronunciado ante el juez, cuando afirma que llevaba a su familia a la embajada de… Japón. No hay fiscal más implacable que el inconsciente.

El Perú pasa de la tragedia a la comedia, para retornar a la tragedia. Lo que podría haber sido un pacífico Gobierno de transición, se enlutó con la ejecución de decenas de compatriotas, el 90% de los cuales eran gente pobre de las zonas andinas. Lo cual facilita la negación de este horror; al racismo se añade el agravio de llamarlos “terrucos”, pese a la evidencia de que la mayoría ni siquiera estaba participando en las manifestaciones. Las que son legales, por lo demás.

Hubo acciones ilegales como el bloqueo de carreteras. Sin embargo, los asesinatos fueron cometidos en otras circunstancias, como lo demuestran las investigaciones de The New York Times o IDL-Reporteros. Clausurar el LUM es parte de esta misma estrategia negacionista, en donde el orden se impone a balazos. Asimismo, reprimir las alfombras de flores en Ayacucho por conmemorar a sus muertos. No, aún no somos una nación digna de ese nombre.