El reloj del Apocalipsis
La ONU establece las prioridades en el 2023 para enfrentar la crisis mundial.

El secretario general de la ONU, António Guterres, planteó, el lunes 6 de febrero, los principios que regirán el trabajo de la organización mundial para este año, signado por una guerra, la crisis climática, la abismal diferencia entre ricos y pobres, el sistema financiero mundial, la profusión de mensajes de odio en las redes sociales y el patriarcado que afecta los derechos de las mujeres.
Al hacer un análisis del contexto, aseguró que el reloj global del apocalipsis marca 90 segundos antes de la destrucción del planeta que conocemos y en el que vivimos.
Este cronómetro es creación de los científicos nucleares —uno de ellos fue Albert Einstein— hace 75 años, y mide los riesgos que se van sumando hasta alcanzar un punto de extremo peligro para la humanidad. “Nunca hemos estado tan cerca del fin del mundo como ahora”, señaló.
El diplomático sostuvo que el reloj es también un despertador para que los líderes mundiales de la industria, el sistema financiero y la política cambien el rumbo que nos lleva directamente a la destrucción, y se apliquen las medidas necesarias para frenar las graves consecuencias del crecimiento económico que no respeta al medio ambiente, que amenaza extender los conflictos bélicos y que sigue profundizando las desigualdades entre los hombres, los países y los continentes.
El derecho a la paz, dignidad e igualdad en un planeta sano forma parte de estas iniciativas que la ONU considera prioritarias para enfrentar los riesgos mundiales.
La visión cortoplacista, la incapacidad de asumir los compromisos urgentes para, por ejemplo, frenar el calentamiento global y el uso de las redes sociales para difundir masivamente falsedades o mensajes de odio y la extensión de la guerra fueron destacados por el secretario general de la ONU como las acciones que agravan la crisis mundial.
El diplomático ha hecho hincapié en que el retorno a los principios originales que dieron origen a la Carta de las Naciones y la aplicación irrestricta de los derechos humanos son el camino para evitar el desastre.
Esa es una invocación a las políticas nacionales para que tengan enfoques medioambientales y de género en contra de la violencia y los mensajes de odio que inundan las redes. Todo con pleno respeto y vigencia de los derechos humanos del íntegro de la población por parte de las autoridades.





