Nada es eterno. Ni el modelo neoliberal, ni la constitución de Fujimori. Cada época histórica genera sus propias contradicciones y clivajes que, en una determinada coyuntura, se acumulan y estallan y producen lo que en las ciencias sociales se llama una coyuntura crítica en la que los protagonistas principales producen acciones y acontecimientos que buscan resolverlas para abrir las puertas a una nueva época.
La caída de Castillo y el tercer golpe exitoso del Congreso (desde 2016 en adelante) han dado origen a una coyuntura crítica en la que se agolpan no solo las confrontaciones y las tensiones políticas de la coyuntura sino también los clivajes y las contradicciones que ha producido el neoliberalismo en el mediano y en el largo plazo y los problemas no resueltos del pasado. Una coyuntura crítica tiene la virtud de sacar a luz los problemas estructurales que silenciosamente han venido oprimiendo nuestras vidas, de hacernos tomar consciencia del límite intolerable al que han llegado y de transformarnos de espectadores en protagonistas de la historia.
El golpe del Congreso ha dado origen a un gobierno autoritario en el que quien funge de presidente es títere de la ultraderecha y de los poderes fácticos: los medios oligopólicos, los grandes empresarios y las FFAA. Para mantenerse en el poder y defender al neoliberalismo están dispuestos a imponer la dictadura e, incluso, el fascismo. Pero también ha generado grandes y sostenidas movilizaciones sociales en 16 departamentos, sobre todo de la sierra sur, que protestan por la caída y prisión de Castillo, por el golpe del Congreso y exigen la renuncia de Dina Boluarte, que se vayan todos, elecciones adelantadas y una nueva Constitución.
Las masas movilizadas expresan en sus protestas una rabia social y cultural acumulada de siglos. Ellas ven en el maltrato limeño al presidente Castillo, con quien tenían una fuerte identidad social, el profundo desprecio histórico de las élites criollas limeñas a los pobladores del mundo andino y han decidido decir ¡basta ya! Son poblaciones de todas las edades, pero sobre todo jóvenes, de las regiones, salvo Ica, Arequipa, Moquegua y Tacna, pobres o empobrecidas y donde el Estado es incapaz de atender sus demandas de salud, educación, seguridad, justicia; muchos son informales producidos por el neoliberalismo. Las regiones del sur, además, tienen una bronca histórica con la élite limeña que viene desde la derrota de Santa Cruz y de la época del guano que reordenó al territorio peruano en favor de la costa y en desmedro del sur.
Son gentes informadas porque no leen, no ven, ni escuchan a los medios limeños sino que se informan por las redes. Más del 90% de los más pobres tienen celulares que les sirven para informarse, comunicarse y movilizarse.
PUEDES VER: Iberico: “Se necesita una candidatura consensuada para evitar un presidente débil, sin respaldo”
¿Hasta cuándo durará esta coyuntura crítica? Es difícil saberlo. La de la independencia duró 14 años. La de la guerra con Chile, 4 años. La de la República Aristocrática, 13 años. La de la Revolución Militar, 7 años y la del terrorismo, hiperinflación y golpe de AF, 10 años.
Sinesio López. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.