Congreso aprueba retiro de la CTS

La mentira de Hitler

Primer ministro Torres insulta la memoria histórica de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial.

Ya resultan bastante incompetentes los miembros del Gobierno de Castillo, para que también sean contrabandistas de la historia de los pueblos, insulten la memoria de los 55 millones de muertos de la II Guerra Mundial y nos metan en un embrollo internacional con países que fueron víctimas de una mente criminal y genocida como la de Adolf Hitler.

El primer ministro del Gobierno de Castillo, Aníbal Torres, no tuvo mejor idea que poner como ejemplo las carreteras alemanas, las que atribuyó al impulso de Hitler. Error histórico garrafal porque Hitler y sus secuaces —castigados luego con penas de muerte o encierros de por vida por el Tribunal de Núremberg— no impulsaron la construcción de pistas hasta bien entrada la guerra y cuando tenían millones de rehenes que solo podían elegir entre picar piedras para las carreteras o morir en los campos de exterminio.

Esas carreteras construidas literalmente con la sangre de judíos, comunistas, socialistas y todos aquellos que no abrazaban la ideología nazi también fueron el camino para las invasiones con ataques aéreos y por mar y tierra, hasta convertir Europa y la vecina Rusia en una extensión de la Alemania nazi y escenario del horror de la guerra.

Alemania e Israel, países que de inmediato se pronunciaron contra las declaraciones del primer ministro Torres, fueron víctimas de esta visión racista, expansionista y asesina de Hitler. Alemania ha necesitado muchos años para recuperarse de las heridas de la guerra. Ahora, cualquiera que en el país germano osara tener un discurso público similar al de Torres iría a la cárcel por el delito de apología.

La posición de Israel contra el nazismo y sus secuelas es natural. Seis millones de hombres, mujeres y niños fueron víctimas del Holocausto, el crimen más demencial y funesto de los que se tenga memoria. Cámaras de gas, guetos, persecución implacable y campos de concentración solo por el hecho de ser judíos.

Es incomprensible que un gobierno que se tilda de izquierdista y radical albergue a un admirador de Hitler, quien representa todo lo malo que debe ser erradicado del planeta. La sola mención de alguna de sus supuestas obras entraña un menosprecio a valores universales como la paz, la libertad, la justicia y el amor. Por expresiones como esta, Aníbal Torres no merece permanecer ni un minuto al frente de la PCM.