El presidente de la República es el jefe de Estado y el jefe de Gobierno. Así es el presidencialismo por más parlamentarizado que sea. Pero, cuando se lee o se escucha a los medios, casi todos dicen al unísono que quien gobierna es Cerrón. El aludido se siente en la gloria porque casi todos los medios lo dicen y porque él cree que debe ser así. Él se siente el dirigente de la vanguardia iluminada que está llamado a señalar el camino al gobierno y a corregir los errores que pudiera cometer. Y, ¿cómo lo hace? ¿Cómo gobierna? A punta de tuits. ¿Es serio entonces decir que Cerrón gobierna?, o, ¿que Cerrón recibió el voto de confianza del Congreso?
Cerrón no gobierna. Interfiere en el gobierno. Pero es cierto que él se siente con derecho a participar en el gobierno porque dirige el partido que ganó las elecciones. En términos formales es así, pero en la realidad eso no sucede porque no hay partido de gobierno desde 1990 en adelante. Desde entonces los que ganan el gobierno no son los partidos sino los candidatos. Eso sucedió incluso con grandes partidos como el Apra en el segundo gobierno de García. Cerrón vive la ilusión de ser el dirigente del gran partido que ganó el gobierno. Sin Castillo, Perú Libre no pasaba la valla. Baja de la nube, Cerrón. Pisa tierra.
Los analistas liberales y los voceros desaforados de la DBA exageran el papel de Cerrón en el gobierno para opacar la figura del presidente Castillo y para producir una ruptura entre ellos. Los liberales y la DBA creen que, una vez producida esa ruptura, ellos tienen expedito el camino para entrar al gobierno de Castillo. Como lo hicieron con Toledo y con Humala. Para desplazar a Cerrón y a su gente la DBA está usando su artillería pesada. No se trata de destruir políticamente a Cerrón sino también de asesinarlo moralmente. Las acusaciones de corrupción y de cobijar en sus filas a exterroristas pienso que son exageradas.
Los voceros concentrados de la DBA comparan una piraña con los grandes tiburones de la corrupción que, por arte de magia, han desaparecido de sus páginas. Cerrón las llena a todas. Por sí y ante sí esos voceros se han transformado en fiscales que investigan supuestos delitos de terrorismo y en jueces que condenan. Hace 30 años la justicia no los investigó ni condenó, pero ahora los suplantadores de la justicia los liquidan política y moralmente.
¿Se desempeña bien Castillo como jefe de Estado y jefe de gobierno? Unas son de cal y otras son de arena. A mí me parece normal que así sea. No hay que olvidar que, por primera vez en la historia, la tortilla ha dado vuelta. Los de abajo han subido y los de arriba no quieren bajar al llano. Hay un proceso de aprendizaje de los que por primera vez acceden al gobierno. Lo que Castillo necesita es un Comité de asesores de Palacio de alto nivel. Hay que educar al soberano.
Sinesio López. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.