¿Perú Libre: fujimorismo de izquierda?

“Fuerza Popular y Perú Libre son dos caras de la misma moneda: encarnan la corrupción de nuestro “sistema” de partidos; son caudillistas y autoritarios; y tienen una idea del progreso reñida con la democracia liberal”.

Así como un sector de la derecha tiene un punto ciego con el peligro y los vicios del fujimorismo, algo parecido está sucediendo con un sector de la izquierda respecto a Perú Libre. No se trata de los alineados con el modus operandi de ambas organizaciones, sino de aquellos que justifican decisiones y posiciones que incluso contradicen los principios que dicen defender.

¿Este gobierno, Perú Libre (PL) y Cerrón constituyen un fujimorismo de izquierda? Si tomamos en cuenta el gobierno de Alberto Fujimori y, por ejemplo, las violaciones de derechos humanos, no estamos ante lo mismo. Aunque habría que recordar que Cerrón, su ala dura y algunos ministros han defendido el régimen venezolano a pesar de las violaciones de DD. HH. que se cometen ahí. Por ello, es posible preguntarse: si tuviesen las condiciones, ¿estarían dispuestos a cometer los mismos crímenes en nombre de la revolución?

Pero no hace falta especular para compararlos. En corrupción, PL parece la versión regional de una organización criminal nacional como Fuerza Popular. Son diferencias de escala, de tiempo, de existencia y del poder alcanzado. Lo común es que son partidos abocados a capturar el poder para aprovecharse de él, como otros partidos peruanos también.

Políticamente, ambos son movimientos caudillistas y autoritarios, y tienen una idea del progreso reñida con la democracia liberal. En términos ideológicos, se asemejan con posiciones retrógradas sobre derechos civiles, políticas de género, el aborto, la homosexualidad.

Ambos comparten darle cargos públicos no solo a incapacitados para ello, sino que tienen por antecedentes un prontuario penal, algo que no es casualidad. ¿No es lo que hizo el fujimorismo con su bancada mayoritaria del 2016?

Si por Cerrón y el ala dura de PL fuese, no estarían ahí los ministros independientes del gobierno. Incluso en algunas de esas carteras han intentado imponer viceministros y/o directores. Y aún si estuviesen convencidos de contar con algunos tecnócratas, recordemos que el propio fujimorismo siempre tuvo a sus expertos en campaña (y antes en el gobierno).

Es cierto que en PL hay un sector que no comparte ni la mirada autoritaria ni está involucrado en casos de corrupción, pero son principalmente quienes se colaron con la llegada de Pedro Castillo. Esa parte de la bancada es la que hoy evalúa desprenderse precisamente por la verticalidad del cerronismo. Que Castillo haya llegado a poner en riesgo el apoyo de quienes deberían serle más leales, corrobora que Cerrón tiene un poder que va más allá de solo hablarle al oído.

Fuerza Popular (FP) de Keiko Fujimori y Perú Libre (PL) de Vladimir Cerrón son dos caras de la misma moneda. Encarnan la corrupción de nuestro “sistema” de partidos políticos. Pero se caracterizan por ser organizaciones autoritarias y sin convicción alguna por la democracia.

Ahora bien, también hay diferencias. Los primeros días de gobierno de PL han mostrado una organización precaria y caótica, algo que probablemente no hubiese pasado con Keiko Fujimori. En lugar de mafia organizada, tenemos una desorganización intentando copar lo más que sea posible el Estado. Increíblemente, es una buena noticia.

¿Dónde queda Pedro Castillo? ¿Es un Kenji Fujimori que intentará independizarse? ¿O es Alberto Fujimori “guiado” por su Vladimiro? ¿O Castillo se dará cuenta de que no puede encabezar una imitación de fujimorismo y que debe encontrar una vía democrática para gobernar? Eso es algo que estamos por descubrir, y que determinará el tiempo que durará este gobierno.

Pedro Castillo Congreso

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