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Ya sufi, ¿no?

“Según IPSOS, en una encuesta publicada el domingo por El Comercio, el 26% del país ya se comió el cuentazo del fraude. Y un 27% cree que hubo ‘irregularidades marcadas’”.

El daño ya está consumado. Y una vez más, se debe al berrinche y a la contumacia fujimorista de no aceptar una clara derrota. Por poco, pero revés al fin. En plan negacionista, se señalan irregularidades, o “casos atípicos”, como los ha denominado el incontrastable informe de IPSOS, que no constituyen un fraude. Ni siquiera califican como “indicios de fraude”, como sostuvo irresponsablemente Keiko Fujimori.

El fraude se prueba, no se chilla, ni se desliza como quien suelta un chiste de mal gusto. Fraude es una palabra demasiado seria y gruesa, como para usarla a la ligera en una situación como la presente, donde la crispación y el clima de guerra civil se han instalado como el covid. Los supuestos “argumentos” del fujimorismo, además, cambian semana a semana. No importa que sean inconsistentes y hasta ridículos. Lo que importa es sembrar dudas y sombras sobre el proceso. Erosionarlo. Dilatarlo. Envenenarlo. La última fake news: se requiere del concurso del presidente Sagasti para que convoque a la OEA con la finalidad de auditar los resultados.

¡¿En serio?! Primero guapean al mandatario por una conversación privada, que nada tuvo de ilegal, y ahora prácticamente le imploran que intervenga y viole la neutralidad a la que está obligado. Hay que estar bastante envilecidos y ciegos para continuar con el disparate del fraude.

Según IPSOS, en una encuesta publicada por El Comercio, el 26% del país ya se comió el cuentazo del fraude. Y un 27% cree que hubo “irregularidades marcadas”. Aunque todavía existe un 39% que considera que, aunque hubo algunas anomalías, los comicios fueron limpios. Es lo que dice la OEA, por cierto. En su comunicado del 24 de junio, obviado por los fujimoristas, la Misión de Observación Electoral de la OEA, encabezada por el excanciller de Paraguay Rubén Ramírez, señala que ha podido constatar que los procedimientos seguidos por las autoridades electorales y los jurados especiales “se han realizado con apego a la ley (…) y saluda que el sistema peruano cuente con las garantías del debido proceso”. Y dice más. “La Misión observó que los partidos políticos en contienda tuvieron las mismas oportunidades para presentar sus reclamos y ser escuchados (…). La Misión ha observado, hasta el momento, que la actuación de los órganos jurisdiccionales se ha apegado a la normativa vigente”.

O sea, todo bien, todo dentro de los rangos de limpieza y de transparencia y con las garantías del debido proceso.

¿Cuánto más piensan tensar la cuerda para llevarnos a situaciones límite? ¿Hasta cuándo van a seguir regurgitando mentiras? ¿En qué momento se van a poner a la altura de las circunstancias? ¿No creen que ya causaron suficientes estropicios? ¡Ya párenla, por dios!

Pedro Salinas

El ojo de mordor

Periodista y escritor. Ha conducido y dirigido diversos programas de radio y tv. Es autor de una decena de libros, entre los que destaca Mitad monjes, mitad soldados (Planeta, 2015), en coautoría con Paola Ugaz. Columna semanal en La República, y una videocolumna diaria en el portal La Mula.