Entre gallos y medianoche, y aprovechando que la campaña electoral satura todos los medios de comunicación, los congresistas convocaron a una cuarta legislatura para lograr las modificaciones constitucionales a las que han apostado y que requieren para el retorno político en el 2022, además de poner candados ante cualquier intento de cierre mientras se aumentan a sí mismos mayores atribuciones.
Los votos de apoyo provinieron en su mayoría de partidos políticos que participaron en la asonada golpista de noviembre como Alianza para el Progreso, Acción Popular, Frepap, Podemos, UPP, Democracia Directa, Nueva Constitución y Somos Perú. En total, 73 votos a favor, 33 en contra y 5 abstenciones. Los actuales congresistas han dividido la tercera legislatura en dos, para lograr tener el número de votaciones que se exigen. La cuarta legislatura irá desde el 13 de junio y culminará el 16 de julio. En estricto, se le está sacando vuelta a la normativa interna del Congreso, casi una interpretación auténtica que hace del 3, 4.
Tanta desesperación responde principalmente a la aprobación de la bicameralidad y la regulación de la cuestión de confianza; sí, esa disposición constitucional con la que el expresidente Martín Vizcarra cerró el anterior Congreso y convocó a nuevas elecciones legislativas.
También forma parte de la larga lista de reformas constitucionales que se buscan aprobar, la modificación de la vacancia presidencial por incapacidad moral, con la que se puso fin al mandato tanto de Pedro Pablo Kuczynski como al de Martín Vizcarra. En esta cuarta legislatura se podría ver también la elección de nuevos miembros del Tribunal Constitucional y la reforma del Poder Judicial, temas que debieron dejarse para el nuevo Congreso que juramentará en julio próximo.
La bicameralidad es un proyecto que crea la Cámara de Senadores y que permitiría que los actuales congresistas puedan volver a ser elegidos en las elecciones del 2022, en las que se van a realizar comicios para gobernadores regionales y alcaldes a nivel nacional. Esta bicameralidad ya fue rechazada por la población en el referéndum del 2018.
El caballazo con el que se ha aprobado esta nueva legislatura echa muchas sombras sobre la motivación de tanta prisa. Todos los cambios propuestos abonan más bien en la propuesta de una nueva Constitución que reemplace a la perforada carta fujimorista de 1993.