La agenda pública parece a punto de bloquearse por fenómenos que carecen de respuestas o salidas idóneas. Son los nudos más críticos de la segunda mitad del año que refleja los límites operativos del Estado o la ausencia de consensos mínimos y viables. Las crisis grandes opacan a las más pequeñas, de modo que los nudos más importantes por su volumen y riesgo son cuatro: 1) la estrategia para frenar los contagios (pruebas, trazado de contactos y aislamiento); 2) los conflictos sociales covid y no covid; 3) las prestaciones sociales de emergencia (bonos, alimentos y pensiones); y 4) el inicio del proceso electoral.
La gobernabilidad de esta etapa, incluida la estabilidad del gabinete y la paz de los poderes públicos, depende del éxito que se tenga ante estos desafíos. Los nudos N.º 1 y N.º 2 están en manos del Gobierno y de su capacidad de desplegarse con un mínimo de eficiencia en un territorio encrespado y atravesado por el desorden. El nudo N.º 3 depende del Ejecutivo en cuanto se refiere a los bonos y prestaciones alimentarias, y de un acuerdo con el Congreso en el caso de los aportes a la ONP, y el nudo N.º 4 necesita de un pacto plural y por eso forma parte de la agenda del Pacto Perú.
El nivel alcanzado por la gran depresión –con la reactivación en marcha– relaciona íntimamente estos nudos. Mientras más demore la estrategia sobre las pruebas moleculares, trazado y aislamiento, será más complejo avanzar en otras áreas de la pandemia. En las últimas semanas se puede apreciar un mayor activismo operativo de las FF. AA. en varias acciones, de la mano de la PCM, MIDIS y Defensa, y el decaimiento del papel articulador del MINSA. El corto plazo de los contagios y muertes es implacable y reclama incluso pequeños avances. La relativa normalización de la tragedia ya no exige victorias totales, pero no tolerará el inmovilismo.
La gestión del conflicto de Espinar (Cusco) y las declaraciones del premier Martos permiten apreciar un esquema de mayor diligencia frente los conflictos sociales. Es el caso, por ejemplo, de la atención del MINAM al conflicto en la Cuenca del Llallimayo (Puno), en Bateas-Caylloma (Arequipa) por el MINEM, o las reuniones del MTPE con los empresarios y trabajadores que integran el Consejo Nacional del Trabajo.
Respecto a las prestaciones sociales, se tiene un ámbito operativo que debe y puede ser mejorado, y una demanda incesante de mayor frecuencia de los bonos a los que el MEF ya no puede resistirse. Sin una alternativa equivalente al plan de reactivación en curso, la innovación del componente de demanda se hará más insistente. Sobre la ONP, la única alternativa sensata es un acuerdo que impida un choque entre los poderes habida cuenta que la propuesta de la devolución de los aportes es inviable. La ayuda en dinero a los aportantes a la ONP es inevitable y justa.
El inicio del proceso electoral va más allá de la aprobación de normas, especialmente de la que impide postular a los sentenciados por delitos dolosos o que fortalezcan la calidad de los comicios. Desde el momento inicial debemos evitar que sea un proceso paralelo a la gran depresión, sino que se integre y nutra de ella. Todos los hechos electorales deben dedicarse a superar este proceso crítico, de modo que motive a los ciudadanos y genere un estado de ánimo que haga que la elección sea exitosa. El proceso electoral no puede agravar la crisis.
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