Clase a medias

“El NSE C se expandió en tanto consumidor, pero no mejoraron los servicios que recibe como ciudadano”.

¿Quién es el sector medio en el país? ¿En qué consistió su crecimiento? ¿Cómo apoyarlo? Producto de los años de bonanza económica, se redefinió qué se entendía por sectores medios y se alabó su mayor presencia en la economía. En paralelo hubo quienes advirtieron de su fragilidad y queda pendiente la identificación de políticas que permitan consolidar su desarrollo.

En el sector privado, las empresas reunidas en la Asociación Peruana de Empresas de Investigación de Mercado (APEIM) trabajan con el indicador de nivel socioeconómico (en adelante, NSE). Los conocidos NSE A, B, C, D y E. A diferencia de lo que algunos todavía creen, nunca se ha utilizado los ingresos como parte de su fórmula. El indicador toma en cuenta aspectos vinculados a la educación, vivienda, acceso a servicios de salud, así como tenencia de bienes y otros servicios. Antes de nuestro “boom” económico, se decía que el NSE A era el nivel alto, el NSE B el medio y el NSE C el bajo. Producto del crecimiento del sector C (que pasó de 20% del Perú urbano en el 2007 a un 34% en el 2019) y del cuestionamiento que se hizo desde diversos estudios con relación a una serie de prejuicios, se puso en evidencia que llamarle nivel medio al B, en la práctica, era lo que hacían personas de NSE A para referirse al nivel que estaba entre ellos y “los otros”.

Desde el 2011, APEIM utiliza preguntas de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) para actualizar, todos los años, la distribución de NSE en el país. El censo del 2017 tiene todas las variables que usa el gremio para calcular el NSE. Podría identificarse donde está este sector (todos en realidad) en el total de distritos de Perú y, desde ahí, hacer una mejor gestión pública, así como apoyar con información a empresas pequeñas y medianas que es donde este segmento tiene mayor presencia vía emprendimientos.

El NSE C es nuestro sector medio. Su crecimiento estuvo basado en su capacidad de gasto en bienes y servicios menores, así como en su emprendimiento. Entre el 2011 y el 2018, según APEIM, la actividad económica independiente creció en 15%. En ese mismo período, la tenencia de computadoras, lavadoras o acceso a internet (que son parte de la fórmula de NSE) se incrementó entre un 10% a 39% en este grupo. Sin embargo, el crecimiento de otros indicadores de NSE vinculados a la calidad de vivienda (acceso al agua, piso y paredes), nivel educativo del jefe de hogar y acceso a servicios de salud fue casi nulo en el sector medio. Una mejor televisión, pero con las mismas condiciones de salud y vivienda de antes.

Mientras entre el 2002 y el 2018, según INEI, los establecimientos de salud en el país se multiplicaron por 2.5; los centros comerciales se multiplicaron por 12, muchos de ellos en distritos con predominio de sectores medios. El NSE C se expandió en tanto consumidor, pero no mejoraron los servicios que recibe como ciudadano. Impulsar su reactivación como motor de la economía debe pasar por medidas que promuevan su emprendimiento. Pero también es necesaria la inversión pública en servicios básicos que sostengan su desarrollo.

La República

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