A lo taurino. El rockero argentino culminó su gira en Perú con una colosal presentación en el Palacio Metropolitano de Bellas Artes de Arequipa. Una noche para bohemios y nostálgicos. ,Andrés Calamaro en tres actos [VIDEO],Es inútil hacer un balance sobre la calidad de un concierto. Cada asistente redondea su propia impresión. Sin embargo, lo de Andrés Calamaro anoche en Arequipa fue unánime. Una cita destinada a la melancolía y añoranza. El formato ayuda. Piano, percusión, contrabajo. La cuadrilla, como la llama él. Había que mirar los rostros, sobre todo de los cuarentones, paralizados reprimiendo el llanto frente a un repertorio convertido quizá en el soundtrack de su vida. ¡Qué complicado exigir objetividad periodística cuando se teclea sobre sentimientos! De un tiempo lejano/ a esta parte ha venido esta noche/otro recuerdo prohibido/olvidado en el olvido. PUEDES VER: Andrés Calamaro: “No se puede arrastrar ciertos vicios toda la vida” A veces el feeling lo rompían ráfagas de luz disparadas por el personal de seguridad para evitar las grabaciones. La media luna, repleta del Palacio Metropolitano de Bellas Artes, viajó en el tiempo. Ese es el poder de la canción. Con justa razón dicen que los cantantes acompañan a su pueblo. Y Calamaro es uno de ellos. El setlist no solo recorrió la dilatada trayectoria del artista, también banderilló en la música popular latinoamericana. Carlos Gardel, Héctor Lavoe, José Feliciano, Roberto Goyeneche, etc. Y de héroes recientes, Miguel Abuelo, mentor de Calamaro; poeta loco y bohemio que desembarcó de Europa a inicios de los ochenta y convocó al joven pianista para formar Los Abuelos de la Nada. La velada arrancó con puntualidad extrema, mientras algunos formaban la cola. Se planteó con la lógica de una corrida de toros: segmentada en tres tercios. En el primero desfilaron El cantante, (Lavoe), Bohemio, La libertad, Quien asó la manteca, Siete segundos y El día que me quieras (Gardel), Ansia en Plaza Francia. En el segundo tercio, Himno de mi corazón, Garúa (Goyeneche) Rock y juventud, Los aviones, La copa rota (Feliciano); y la última parte, el tercio de la muerte, estuvo consagrada al público, para que cante con Tuyo siempre, Para no olvidar, Estadio Azteca, Flaca, Paloma. Encore: Mi enfermedad, Crímenes perfectos entonadas de pie y a grito pelado. Calamaro se fue haciendo medias verónicas (capeos) mientras desde los parlantes se escupían unos pasodobles. Calamaro fue un frontman comucativo y de mucha chispa. Engalanado en un traje formal y sus infaltables lentes oscuros. Ironizó sobre su edad. “Muy pronto voy a tener la edad de esta tortuga, 140 años”. Firmó autófragos a los asistentes de platea que le lanzaron una bandera del Perú, una bufanda de Melgar y un retrato suyo. El retrato del artista ya no tan adolescente. ,