El lunes por la noche Altavoz.pe publicó una investigación que es el resultado de varios meses de trabajo: “Camilo” señala que un sacerdote miembro del Nuevo Camino Neocatecumenal –organización adscrita a la Iglesia del distrito chalaco de La Perla– abusó sexualmente de él de manera sostenida por un periodo de tiempo, haciendo uso de todo tipo de manipulaciones y, además, de la entrega de drogas como parte de la perversa dinámica. Las secuelas de lo que Camilo narra no son pocas, pero con la denuncia se abre una luz.Como suele suceder con casos de este tipo, una vez que se hubo publicado la investigación varias voces, al principio discretas, se han alzado para señalar que los abusos no solo se dieron, sino que se cometieron a sabiendas de muchas de las autoridades de Neocatecumenales. Si bien el equipo de investigación que ha llevado adelante el caso ha sido absolutamente diligente en su proceso de recepción de la información, la respuesta ha sido abrumadora: todo parece indicar que lo publicado ha sido solo la punta de una madeja de sombras. Desde esta columna invoco a todos los defensores de la familia y de los valores conservadores a enterarse sobre esta situación. Invoco, además, al gran grupo de católicos que ve en inconductas como las que Camilo denuncia una aberración y también la negación de las palabras de Cristo. No hay dolor más grande que el que se esconde. Y la omisión puede ser un error, delito –o pecado– tan grande como la propia acción. Debemos poner luz sobre todos los casos de este tipo, que exponerlos es la única manera de evitar que se repitan. ❧