Una vez que el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela hubo tomado la decisión de disolver –repito– disolver la Asamblea Legislativa de ese país, se dijo que el gobierno encabezado por Nicolás Maduro había encajado un “fujimorazo” al Estado de derecho. Naturalmente, el rótulo ha llamado la atención en nuestro país y –más todavía– cuando el día de ayer se cumplieron 25 años desde que Alberto Fujimori diera un golpe al sistema que, legítimamente, lo había elegido. La comparación es equivocada.Fujimori acabó con la democracia cuando decidió suspender la separación de poderes. Fujimori se convirtió en un dictador cuando tomó por asalto a la representación del poder constituido. El autogolpe de 1992 representó un quiebre a la Constitución y una traición a los principios del republicanismo. La intentona con la que el Tribunal Supremo en Venezuela arremetió en contra del Parlamento hace unos días no significa nada de lo que, líneas antes, he mencionado. ¿Cuál es el punto de inflexión?Maduro no puede darle un golpe al Estado de derecho porque en Venezuela no existe tal condición hace ya mucho. Que, con vericuetos y barroquismos, algunos sectores arcaicos de la izquierda hayan intentado justificar la barbarie del Socialismo del Siglo XXI solo pone en evidencia la ausencia de credenciales democráticas de ese grupo. ¿Qué ha cambiado en Venezuela? ¿El hecho de que ahora cuatro “pensadores” se hayan aventado –previo arqueo de cejas– a decir las cosas por su nombre?En Venezuela no hay libertad de expresión, ni elecciones. Lo que sí hay es prisión política para los disidentes, desde años. ¿Fujimorazo? A otro perro con ese hueso.❧