Julio Cotler. Antropólogo, sociólogo y politólogo peruano. Premio Nacional de Cultura 2015., Glatzer Tuesta y Ernesto de la Jara Programa No Hay Derecho de Ideeleradio Julio Cotler advierte que un gobierno de Keiko Fujimori sería muy riesgoso, pues su entorno “está con ganas de tragarse al poder”. Señala que en estas condiciones, no queda otra posibilidad que votar en forma consciente por el mal menor, pues de lo contrario se podría terminar en un régimen sultánico. Alerta que pregonar el voto en blanco es irresponsable. PUEDES VER: Fujimori vs. Fujimori, o la disputa por el poder Usted ha dicho que el riesgo con el fujimorismo no era que gane mayoritariamente el Congreso, sino también la Presidencia y termine haciéndose del poder absoluto. Hay gente que irresponsablemente pregona el voto en blanco, y no se da cuenta de que con eso tengamos próximamente, no solo un poder absoluto, sino clánico. Hay lo que se llama en la jerga “poder hegemónico” y esta es una posibilidad muy clara. Hay determinado entorno de Keiko Fujimori que está con ganas de tragarse al poder. Tiene que haber un voto, conscientemente, no diré a favor de Pedro Pablo Kuczynski, sino en contra del keikismo y del fujimorismo. Esto puede acabar en un régimen de tipo sultánico, del tipo de (Rafael) Trujillo. El Perú es un país para esas cosas. Yo creo que hay que pregonar y predicar a favor de un voto en contra del poder absoluto que pueda tener Keiko Fujimori y su entorno. Entonces, la discusión generada en los últimos días sobre la advertencia de Kenji a través de su Twitter, de la posibilidad de ser candidato al 2021, no es un asunto menor que se resuelve llamándole la atención en público, ¿o sí? No. Insisto en que este es un poder familiar, clánico. Poco se ha dicho sobre la importancia política que tuvo durante el gobierno de (Alberto) Fujimori la hermana que vivía en Japón, y según fuentes confidenciales, él no tomaba ninguna decisión sin consultarle. Hay un primer entorno que es familiar, y después está el entorno de los fieles adalides de Alberto Fujimori. Lo que puede resultar de allí es realmente mucho peor de lo que uno se puede imaginar. ¿Y lo que Keiko en el último período ha tratado de expresar bajo la nominación del ‘nuevo fujimorismo’ y reaccionando a lo de su hermano ha dicho: acá no hay personalismos, privilegios, sino un partido político al que todos se someten? Al mismo tiempo eso se llama fujimorismo. Descarta totalmente que estemos, como muchos dicen, en una nueva etapa del fujimorismo, que Keiko marca una ruptura, que el autoritarismo no se lleva en el ADN... Yo le doy el beneficio de la duda, y que Keiko Fujimori haya efectivamente roto con eso, que se haya transformado y se haya convertido. ¿Pero y qué pasa con todos los otros? Ya hay muestras de disidencia: en la primera oportunidad hemos visto a la Chacón, a Becerril, sacar las garras. Y si gana, Keiko tiene el gran dilema de qué hacer con su padre; porque su padre inmediatamente va a competir con ella en el liderazgo político de ese partido. ¿Cree que si gana indultaría a su padre, presionaría a las instituciones para que lo absuelvan con recursos de hábeas corpus como el que tiene en el Tribunal Constitucional? Es un dilema muy difícil. Si no lo suelta es una mala hija, y si lo suelta es una mala dirigente política. Porque obviamente si suelta a su padre de la cárcel, el que va a tomar el liderazgo será Alberto Fujimori y su entorno duro, y la desplaza a ella. Ha saltado un resorte democrático en la gente, al margen de lo que Kuczynski representa. La gente ha dicho “No” y se ha alineado a Kuczynski, que ha doblado su intención de voto rápidamente, bajo la lógica de la gente de proteger el bien mayor. ¿Cómo lo interpreta? Hay dos reacciones. Una es la moral: no se puede permitir que la hija de un ladrón y de un dictador, sea gobierno. Y otra es la reacción política: si no votamos por el mal menor, el peligro es que tengamos una dictadura legalizada... La historia con el voto moral es que convoca al purismo; y yo creo que eso es peligroso. ¿En qué sentido? Que no se da cuenta de que, en determinado momento, hay que hacer transacciones. Es el intransigente moral. Y en política, no en guerra, se tiene que transigir muchas veces, y negociar con gente que en otras situaciones no se haría. La historia del Perú es esa. Siempre los adversarios son enemigos políticos a muerte, entonces se llega a situaciones de polarización que paralizan el sistema político. En ese contexto, un voto en blanco o viciado es irresponsable, como ha dicho... Absolutamente, porque un voto en blanco es un voto a favor de Keiko Fujimori. Y tampoco se va a pretender, para los que votaron sobre todo por el Frente Amplio, querer que Kuczynski sea Verónika Mendoza... Pero si sostiene el régimen democrático se puede continuar la pelea. Porque de lo contrario el Frente Amplio no tiene futuro. Si los simpatizantes del Frente Amplio no se dan cuenta del riesgo que están corriendo, es de una irresponsabilidad muy grande. Y si gana Kuczynski, ¿cómo va a gobernar con 73 votos en contra en el Congreso? Ahí se va a tener que hacer negociaciones, en muchas cosas se van a poner de acuerdo porque en todas las cuestiones de economía no creo que haya mayores diferencias; serán diferencias si es que hay CTS o las AFP, ahí habrá bastante diferencia, por supuesto. Creo que no sería un gobierno tan fácil a pesar de que dicen que es lo mismo. No creo que sea lo mismo para nada. Creo que si es que tuviéramos un gobierno de tipo fujimorista sería muchísimo más “populista” de lo que la gente se imagina. Ya han dicho que quieren agarrar el fondo de estabilización social económica para dar crédito a los campesinos, lo cual sería algo así como miles de millones de soles tirados al agua, pero sería una manera de captar la simpatía del pequeño propietario. Ya estamos en otra situación, pero ¿podría haber ganado el Frente Amplio? ¿Qué lo hizo subir y por qué en los últimos días se quedó en la puerta del horno? El Frente Amplio hizo una campaña de poco tiempo. Lo sorprendente es la manera en la que creció, pero ha tenido un par de meses y sin dinero, sin organización ha podido expandirse a lugares en que los medios de comunicación pueden llegar, pero no a la base de la pobreza, que no creo serían tan simpatizantes del Frente Amplio porque la gente extremadamente pobre está buscando no una plataforma, sino una persona que pueda sacarlos de la condición en que se encuentran. Pero hay un embrión de izquierda diferente, moderna que pueda corregir los errores del pasado. ¿Por ahí puede ir? No sé. Yo tengo mis dudas, pero vamos a ver. Acabamos de ver que entre Marco Arana y Verónika Mendoza hay diferencias personales. El problema de la personalización de la política en el Perú es un fenómeno muy fuerte que no se puede descartar. Es decir, aquí, tenemos que ver que en el Frente Amplio milagrosamente se han juntado grupos de los más heterogéneos. Y el único que ha salido de ese frente ha sido Gregorio Santos. Y cuando se quiere formar un partido, ¿no debería aplicarse el criterio que mencionó para argumentar el sentido más táctico de la negociación y conveniencia, porque la política es sentido de realidad también? Cuando la institución no ha adquirido la fortaleza y solidez que se merece, la personalidad del individuo que dirige es decisiva... En el caso de Keiko, es decisivo el liderazgo de ella en ese movimiento. El problema es que se queda en eso, o se convierte en un poder clánico o hay un consejo ejecutivo elegido por la mayoría de militantes... Es decir, quien funda la organización, quien inicia ese proceso es determinante, pero el problema es institucionalizar esas reglas. Entonces, ella (Keiko Fujimori) ha tenido una posición y desempeño fundamental en estos meses, sin la más mínima duda. Vamos a ver cuál es el siguiente paso. “Hay protestas pero no movimientos sociales” ¿Qué papel jugará en las elecciones la Confiep, de la que los dos candidatos se quieren apartar, y cuáles serán los niveles de movilización social si gana Keiko? Puedes tener una o dos movilizaciones en la Plaza San Martín hasta que la gente se canse. En el peor de los casos, Keiko Fujimori hace contramanifestaciones y por ahí puede haber un par de matones que le rompan la cabeza a alguna gente... Lo que puede suceder es que haya conflictos locales, particulares, eso sí puede haber, pero no veo todavía una posibilidad de articulación de los conflictos. No se observa. En el Perú no hay movimientos sociales; la gente habla mucho de movilización, pero la historia es que te encuentras con protestas, pero no con movimientos sociales. ¿Y la Confiep, por qué ahora...? La Confiep está muy tranquila, dice que ninguno de los dos candidatos le preocupa. ¿Pero a cuál apoya más? No sabría decirlo, pero si es que apoya a Keiko, yo creo que se van a encontrar con muchas sorpresas porque (Alberto) Fujimori nunca quiso que lo vieran con empresarios. Hay anécdotas muy sabrosas acerca de los empresarios buscando a Fujimori y él escondiéndose para que no lo vieran con esta gente. Y segundo, porque yo estoy convencido de que Keiko Fujimori estaría en la obligación de tomar una serie de decisiones de gasto que a los puristas macroeconómicos no les caería para nada bien. Por el otro lado, Kuczynski es una persona muy flexible y puede tomar una serie de decisiones que tampoco le llame mucho la atención, pero al fin y al cabo van a ser más próximos a los grandes intereses empresariales de lo que se puedan imaginar.