Domingo

Carolina Trivelli: "Hay peruanos que viven preocupados porque no saben si mañana podrán comer"

"Solo 7 de cada 100 peruanos —y esto es lo más dramático— ha podido mantener su consumo alimentario sin problema”.

La encuesta del IEP fue realizada a pedido de las empresas Alicorp y Gloria. Se entrevistaron a 1.220 peruanos entre el 18 y 22 de marzo de 2023. Foto: John Reyes/La República
La encuesta del IEP fue realizada a pedido de las empresas Alicorp y Gloria. Se entrevistaron a 1.220 peruanos entre el 18 y 22 de marzo de 2023. Foto: John Reyes/La República

En la lista de problemas del Perú, hay uno silencioso que ha crecido en los últimos años y ese es el hambre. Actualmente, debido a la inflación y al alza del costo de vida, miles de peruanos han disminuido su ración de alimentos diarios o se han tenido que saltar comidas porque no les alcanza el dinero para solventar la canasta familiar. La economista e investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Carolina Trivelli, indaga sobre los factores que agravan la inseguridad alimentaria en el país desde hace años. En esta entrevista, la también exministra de Desarrollo e Inclusión Social comparte los hallazgos de un reciente estudio realizado por el IEP y dos empresas privadas que pone al descubierto las proporciones de la crisis alimentaria que padecen los peruanos.

En una columna publicada en El Comercio dijo que en el Perú de hoy hay hambre, que hay gente que no se está alimentando bien, que las cifras de desnutrición aumentan y, sin embargo, ¿por qué no estamos hablando de esto como si fuera una emergencia?

Exactamente, esa pregunta también me la hago: ¿cómo es que un fenómeno social y económico de gran magnitud como la crisis alimentaria no es la preocupación central de los peruanos y las autoridades? Debe ser porque es un problema que pasa al interior de las familias, en el espacio doméstico pero, cuando se ve las cifras, se evidencia que es un problema nacional, de interés público, una situación que va a afectar el futuro de los peruanos y que está afectando el día a día de millones. Y, que quede claro, no estamos frente a una hambruna, no es que no haya alimentos, la crisis alimentaria del Perú es una de acceso económico a los alimentos.

Entre los hallazgos del estudio del IEP se cita que el 66% de entrevistados tuvo que reducir el consumo de alimentos por el aumento de precios, y el 46%, alguna vez, se quedó sin alimentos por falta de dinero. ¿Cómo llegamos a esto?

Por un lado, las familias no han logrado recuperar sus niveles de ingreso prepandemia, algunas han tenido que aceptar empleos más precarios, se han informalizado, muchos sectores han perdido estabilidad y los ingresos de los empleados han quedado rezagados. Por otrolado, hay inflación, y este es un problema global no solo del Perú. Tenemos una inflación del 8%anualizada, que es altísima, eso quiere decir que, con la misma plata que tenías antes, no te alcanza para comprar lo mismo hoy porque todo está más caro. Y, en el caso de los alimentos, la inflación es del 15%, han subido más que cualquier otra cosa. El Banco Central de Reserva estima que el ingreso promedio está 11% por debajo del ingreso del 2019, el poder de compra es menor.

¿Y por qué han subido los precios de los alimentos?

Tienes varios factores: está la guerra en Ucrania, que ha encarecido notoriamente los precios de algunos productos, y ha restringido la producción de otros; también tenemos los problemas climáticos en todo el planeta, las olas de calor en zonas productivas de algunos cereales y otros alimentos como China y Canadá; la gripe aviar que encarece el pollo y los huevos. Adicionalmente, en el país hemos vivido momentos de alteración de la producción agrícola nacional. Recordemos que el 57% de lo que consumimos los peruanos lo produce nuestra agricultura familiar, y esta venía afectada por la crisis de la pandemia, y se le sumó un año con altos precios de fertilizantes, con problemas climáticos en las regiones, con bloqueos de carreteras que les impidió sacar su producción a tiempo. En fin, tenemos una tormenta perfecta de problemas de ingresos y precios, problemas domésticos y problemas globales.

¿La inestabilidad política ha contribuido a agravar la emergencia alimentaria?

La crisis política y las movilizaciones tienen impacto porque afectan los procesos productivos, si los productores se movilizan en algún momento, no se siembra a tiempo. Pero, además, cuando se cierran carreteras, se interrumpen las cadenas de comercio, no se pueden distribuir los alimentos, se afecta el abastecimiento, y esto acrecienta los precios. Además, frente a la inestabilidad política y los episodios de violencia, la inversión del sector privado se retrae, se postergan contrataciones y generación de empleo.

La gran paradoja es que el Perú es un país megadiverso, productor de alimentos y un destino gastronómico, y según la FAO , en 2022, 6,8 millones de peruanos pasaban hambre, no comían durante un día o más…

La situación es muy dramática, hay peruanos que viven preocupados porque no saben si mañana podrán comer, hay quienes están reduciendo su consumo de alimentos, o que deciden quién come qué en su casa, o están resignándose a comer proteínas muy de vez en cuando. También hay peruanos que están enfrentando problemas de malnutrición, sus niños no están creciendo bien, hay anemia y un problema creciente de sobrepeso y obesidad. Y es que la comida ultraprocesada es muy barata y está muy disponible, pero es de muy mala calidad, te llena, pero no te alimenta. Y el problema, a futuro, es que estas tasas de sobrepeso y obesidad se van a traducir en problemas de salud, que tendrán que ser atendidos por el sistema de salud público y afectará a la familia, porque esa persona dejará de trabajar porque estará enferma, y le costará el remedio y que alguien lo cuide. Hay que ver todas las dimensiones de la crisis alimentaria. Y lo que duele es que tenemos un país que tiene comida, que exporta comida, y que no está siendo capaz de asegurarle a sus ciudadanos un consumo de alimentario mínimo.

 "Las ollas comunes deberían recibir ayuda del aparato público y el sector privado, ya que están resolviendo el problema de alimentación de los peruanos”. Foto: John Reyes/La República

"Las ollas comunes deberían recibir ayuda del aparato público y el sector privado, ya que están resolviendo el problema de alimentación de los peruanos”. Foto: John Reyes/La República

¿Quiénes son los más afectados con esta situación?

El estudio indica que dos tercios de peruanos ha tenido que reducir un poco o mucho su consumo alimentario, y que solo un 7%, 7 de cada 100 peruanos –y esto es lo más dramático–, ha podido mantener su consumo alimentario sin problema. Y cuando te vas al detalle, pasa que en el estrato D/E, sólo el 4% lo ha podido hacer, y cuando miras la diferencia por género, el 10% de hombres dijo que había podido mantener su nivel de consumo, y sólo el 4% en el caso de las mujeres. Esta crisis alimentaria está afectando a los más vulnerables, a los que siempre la llevan perdida, y cuando te preguntas qué está haciendo (el Estado), ves que le está diciendo a las familias, arréglense como puedan, ocúpense ustedes, a los peruanos los hemos dejado a su buena suerte.

La crisis alimentaria va de la mano con el aumento de la pobreza. Más de la cuarta parte de los peruanos, el 27%, es pobre; en una entrevista dijo que “la pobreza de hoy es distinta a la de hace 5 años”.

A ese núcleo que conocíamos de personas en situación de pobreza se le suma este nuevo grupo creciente de personas que han caído en situación de pobreza por la pandemia, sobre todo en zonas urbanas. Y te doy un dato, en 2012, la pobreza era del 26%, y cuando se les preguntó a las personas si en los últimos 3 meses, alguna vez, se quedaron sin alimentos por falta de dinero, el 17% dijo que sí. Repetimos esa pregunta en la encuesta del IEP y, hoy, el 46% nos dijo que se había quedado sin alimento teniendo casi el mismo nivel de pobreza. Y es que en 2012 veníamos con alto crecimiento y reduciendo la pobreza; y en 2021 teníamos muy poco crecimiento y subiendo la pobreza.

Otro dato preocupante es que el 43% del estrato D/E dijo que en ninguna de sus comidas hubo carne, pollo, cerdo o pescado el día anterior a la encuesta. ¿Qué pasará con los niños en desarrollo que no comen proteínas?

En las familias de menores recursos hay proporcionalmente más niños que en las familias de altos ingresos. Esta situación del sector D/E es similar a la que encontramos en el entorno rural, y es que hay más niños que se están quedando sin consumir la cantidad mínima de proteínas en el momento más importante de su desarrollo que es en los primeros años, esto se traducirá en un agravamiento de problemas de malnutrición, (desnutrición, sobrepeso, anemia, obesidad), esos niños van a crecer con un desarrollo menor, y probablemente se enfermarán más.

¿Y qué hacemos con la anemia? El 40,9% de menores de 3 años presenta este grave problema de salud, y en Puno es el 75,5%…

Tenemos algunas acciones efectivas, pero están dispersas. No tenemos un paquete integrado de estas acciones, y tampoco las sostenemos institucionalmente a lo largo de los años, las cambiamos, no hay continuidad. Tenemos que cambiar este esquema, y hacer que estas acciones no dependan de la decisión política o la buena voluntad de nadie, alguien tiene que estar a cargo y sostenerlas en el tiempo.

Advierte que la crisis alimentaria va a empeorar, ¿qué debe hacer el Estado para encararla?

Lo primero es tener un plan desde las políticas públicas. ¿Quién se ocupa del problema de alimentación? Un poco el Midis, el sector Salud, Produce, Midagri, pero necesitamos a alguien que organice un plan y que nos diga qué se va a hacer y que consiga los recursos. Lo segundo es que necesitamos que las familias más vulnerables tengan recursos, dinero en el bolsillo, para consumir alimentos, ya sea dándoles un bono o mejorando sus ingresos; o dándoles más alimentos. Por ejemplo, se podrían dar raciones adicionales de Qali Warma a los chicos para sus casas, y se deben apoyar a las organizaciones comunitarias. Los comedores populares, parroquiales, las ollas comunes deberían recibir ayuda del aparato público y del sector privado para que hagan mejor lo que están haciendo, porque están resolviendo el problema de alimentación de los peruanos. Y un tercer aspecto es asegurar que los agricultores tengan mejores condiciones para producir y comercializar. Lo que pasa en el mundo rural y agropecuario tiene un impacto en las ciudades.