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Domingo

El azote del dengue

Con 51 muertos y más de 56.000 casos hasta el momento, la epidemia de dengue de este año va camino a convertirse en la mayor de nuestra historia. Los expertos indican que, debido al cambio climático, que incrementará el calor y las lluvias, esta y otras enfermedades infecciosas aumentarán en los próximos años. ¿Qué podemos hacer para prepararnos?

Las brigadas de fumigación continúan trabajando en el norte y centro del país. Foto: archivo LR
Las brigadas de fumigación continúan trabajando en el norte y centro del país. Foto: archivo LR

Tenía nueve años y quería ser policía. El martes 25, una niña que vivía en el distrito de La Esperanza, en Trujillo, se convirtió en la última víctima mortal del dengue, una enfermedad infecciosa que en los últimos meses se ha convertido en una epidemia, propagándose por 20 regiones, impulsada por los eventos climáticos que han azotado la costa norte y centro del país.

La niña presentó fiebre desde el viernes 21. El domingo 23, sus padres la llevaron al puesto de salud del distrito, donde, según ellos dicen, “solo le dieron Paracetamol, agua y otros medicamentos” y luego la enviaron a casa. La fiebre continuó el lunes, así que los padres la volvieron a llevar al centro de salud. El personal médico le colocó una vía y por la noche la volvió a mandar a casa.

El martes 25, a las 6 de la mañana, la menor vomitó sangre. Según su padre, en el centro de salud “no hicieron nada”. La pequeña fue trasladada al hospital regional, donde certificaron su muerte. El caso está en investigación porque se cree que pudo tratarse de una negligencia.

Con 15.000 casos reportados hasta el momento, Piura es la región que más padece la epidemia. Foto: archivo LR

Con 15.000 casos reportados hasta el momento, Piura es la región que más padece la epidemia. Foto: archivo LR

El factor clave es el clima

Hasta el martes último, el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC) había registrado 51 víctimas mortales por dengue en lo que va de 2023. Y 56 mil 403 casos, entre probables y confirmados. Solo una vez en la historia habíamos tenido cifras más altas: en 2017, cuando el país padeció los embates de El Niño Costero. Ese año se registraron 68.290 casos.

Los expertos consultados por DOMINGO dicen que, tomando en cuenta que las lluvias no se han ido, sobre todo en la costa norte, y que las altas temperaturas permanecerán durante varias semanas más, es probable que lleguemos a superar esas cifras. –Yo creo que sí [podríamos superar el número de casos de 2017] –dice César Munayco, director general del CDC–. Si la temperatura continúa así en las siguientes semanas, que parece que no vamos a tener otoño ni invierno, es muy probable que sí.

Munayco, epidemiólogo y salubrista, lleva décadas viéndoselas con el dengue y otras enfermedades infecciosas en el Perú. Él explica que en la expansión de estas enfermedades el factor más importante es el clima. –El clima cálido favorece la reproducción del mosquito Aedes aegypti –dice–. Y hace más corto el período de tiempo que pasa entre el momento en que se contagia del humano infectado y el momento en que transmite la infección al siguiente humano. Se reproduce más rápido y se vuelve infeccioso más rápido.

–El factor principal es el cambio climático –dice, por su parte, César Cabezas, infectólogo del Instituto Nacional de Salud (INS)–. El cambio climático está acentuando el fenómeno El Niño, entonces, aumenta la temperatura, aumentan las lluvias, y los vectores [como el mosquito Aedes aegypti] se diseminan más rápido y transmiten más rápido la enfermedad.

 César Munayco, director ejecutivo del CDC. Foto: archivo LR

César Munayco, director ejecutivo del CDC. Foto: archivo LR

También hay determinantes sociales, dice Cabezas. Como la falta de agua potable en muchas zonas, lo que obliga a las personas a guardar agua en recipientes en los que, si no han sido cubiertos, el insecto coloca sus huevos. Hablamos de dengue, pero también de otros males, como el zika, la chikungunya, la peste o la leptospirosis, que –según indicó el CDC– también aumentó este año en el norte del país a causa de las inundaciones.

Y no solo son las enfermedades infecciosas. Gabriel Carrasco-Escobar, investigador de Clima-Centro Latinoamericano de Excelencia en Cambio Climático y Salud, recuerda que las muertes por olas de calor han aumentado en un 68 % en las últimas dos décadas. Y que la contaminación ambiental se ha convertido en la principal causa de muerte por cáncer de pulmón en las personas no fumadoras.

-La OMS ha estimado que entre los años 2030 y 2050, las muertes por diarrea, malaria, desnutrición y estrés térmico aumentarán en 250 mil cada año a causa del cambio climático –dice–. Y los costos directos a los sistemas de salud para el 2030 llegarán a ser de entre US$2.000 y US$4.000 millones adicionales.

Carrasco-Escobar remarca que todos esos perjuicios se sentirán, sobre todo, en las zonas del mundo más vulnerables ante el cambio climático. Entre ellas, el Perú. –Perú es uno de esos países que contribuye muy poco al cambio climático pero recibe muchas de sus consecuencias –dice.

 Las inundaciones de marzo y abril propiciaron el aumento de los casos de leptospirosis. Foto: archivo LR

Las inundaciones de marzo y abril propiciaron el aumento de los casos de leptospirosis. Foto: archivo LR

Medidas de adaptación

¿Qué hacer mientras tanto? Hay medidas básicas que el Ministerio de Salud (Minsa) se está encargando de difundir para prevenir la transmisión del dengue: lavar y tapar los recipientes para el agua, cambiar frecuentemente el agua de los floreros y de los bebederos de animales, eliminar los objetos inservibles que con las lluvias se puedan convertir en criaderos de mosquitos.

El infectólogo César Cabezas señala que las intervenciones de control vectorial deben ser integrales, con la participación no solo de las autoridades del Minsa, sino también de los gobiernos regionales, locales y vecinales. Menciona, por ejemplo, que, a veces, cuando hay fumigaciones, algunos propietarios se niegan a permitir el ingreso de los técnicos a sus casas.

Si en un vecindario hay cien casas y fumigamos solo 80, vamos a tener 20 casas en las que potencialmente el mosquito se va a refugiar para seguir picando –dice–. Las autoridades vecinales tienen que coordinar previamente para evitar que eso ocurra. Mirando el panorama amplio, el Perú necesita prepararse para todas las consecuencias que va a producir el cambio climático en la salud de las personas. Gabriel Carrasco-Escobar recomienda detenerse en el Informe de Políticas que Lancet Countdown, la alianza internacional de universidades que monitorean el tema, hizo sobre el Perú el año pasado.

–Una de las primeras cosas que recomiendan es que se desarrollen medidas de adaptación, por ejemplo, sistemas de alerta temprana –dice–. Necesitamos saber cuáles serán las condiciones climáticas en un futuro cercano para poder hacerles frente: destinar recursos humanos, medicamentos, planificar cadenas de suministros para afrontar esos eventos. Lancet Countdown también recomienda expandir la red de vigilancia del Senamhi, para poder recibir avisos meteorológicos con anticipación, y ampliar la capacidad de respuesta del sistema nacional de gestión de desastres.

–No tenemos un currículo sobre el cambio climático en el sistema educativo –complementa Carrasco-Escobar–. Los nuevos ciudadanos no están en capacidad de reconocer todos estos efectos directos e indirectos que va a producir el cambio climático. Los sectores de Educación y Salud tienen que prever los escenarios que vendrán. ¿Mandar a los niños a las mismas escuelas en medio de olas de calor prolongadas? ¿Cómo es posible que haya establecimientos de salud localizados en zonas inundables o en zonas vulnerables al cambio climático? Debe haber una mayor planificación ante los eventos adversos que van a ocurrir.

Reportero. Comunicador social por la UNMSM. Especializado en conservación, cambio climático y desarrollo sostenible. Antes en IDL Reporteros y Perú.21. Premio Periodismo Sustentable 2016. Premio Especial Cáritas del Perú. Finalista del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación 2011.