Bien vistas las cosas, hay razones para el optimismo.,El panorama futuro del Perú puede parecer oscuro por la perspectiva de un gobierno débil enfrentado a una oposición fuerte y con sangre en el ojo, pero, bien vistas las cosas, no deja de ser una señal para el optimismo que, en menos de una semana, las piezas empiecen a encajar. Esto es más importante y no menos sorprendente, por haber ocurrido tras una campaña en la que, especialmente en la segunda vuelta, se crearon las condiciones para que las heridas demoren en sanarse. Fue una segunda vuelta signada por el agravio lanzado con la facilidad que ocurre en un tiroteo de marcas, y en la cual la candidata que llegó segunda perdió la elección por un resultado ajustadísimo cuando, apenas una semana antes, todos creían –incluida ella– que la tenía ganada. Pero desde que anteayer la ONPE hizo su anuncio del final del conteo del 100% de las actas, las reacciones de cada grupo político se van dirigiendo en, digamos, la dirección correcta, que no es otra que el diálogo y la negociación entre el gobierno y la oposición, algo que es, por lo demás, el fundamento de la democracia. Ningún gobierno posterior al del fujimorista ha tenido mayoría en el Congreso. Todos tuvieron que aprender a manejarse con una bancada minoritaria que era, sin embargo, el grupo más grande del Parlamento, a pesar de que, en el camino, se iban desmembrando y reduciendo. Pero lo singular y riesgoso de este lustro es que, por primera vez desde entonces, un gobierno tendrá que enfrentar a una oposición que tendrá un control aplastante del Congreso. Peor aún: por lo visto en la ceremonia de reconocimiento de su derrota, Keiko Fujimori ha quedado con sangre en el ojo y las ganas de hacer sentir el peso de su mayoría. Hay razones, por tanto, para pensar que el gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski tendrá un camino complejo por la necesidad de sortear a una oposición que vendría con todo. Y seguramente será así. Pero hay otra manera de interpretar lo sucedido: no deja de ser positivo que, a pesar de la gran frustración que le produjo la derrota, la reconoció al día siguiente del anuncio de la ONPE a pesar de que algunos de sus congresistas decían, ese mismo día, que les habían robado la elección. Pero el principal motivo para el optimismo radica en la actitud del virtual presidente electo Kuczynski, quien ha planteado que quiere ser recordado como el jefe de Estado que modernizó el Perú y que es absolutamente consciente de que el único camino para lograrlo es el diálogo, la negociación y la concertación.