Democracia. Su padre es fujimorista, a su madre no le interesa la política, pero ambos la apoyan. Tiene 21 años y preside la Federación de Estudiantes de la PUCP. En diálogo con La República esgrime razones por las cuales los universitarios se oponen al cambio de los estatutos de la Católica pedido por el Vaticano. María Elena Castillo . Tiene 21 años y las cosas claras. Sigrid Bazán, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEPUC), escogió este centro de estudios por su tradición de pluralidad y real ejercicio de la ciudadanía, lo que –asegura– se perderá si el ala dura de la iglesia conservadora, que , afirma, representa el cardenal Juan Luis Cipriani, obtiene el poder para elegir al rector. “Se dice que todas las instituciones que son católicas o tienen que ver con la Iglesia tienen que regirse por ella, pero la soberanía del Estado peruano está por encima, según el concordato que firmaron con el Vaticano. Y si bien la Iglesia católica puede tener las instituciones educativas que quiera, estas se rigen autónomamente y bajo las leyes peruanas”, señala Bazán para justificar de esta manera el rechazo de la FEPUC al pedido de la Santa Sede para que el centro de estudios cambie sus estatutos. La misma opinión tienen los trece encargados de las secretarias y los coordinadores que forman parte del gremio estudiantil, y que, por encima de sus opciones políticas, están unidos por una sola causa. “Yo soy de izquierda, pero en la mesa directiva hay estudiantes de derecha y otros que solo quieren el bienestar de la universidad. Una de nuestras propuestas principales al momento de postular fue defender la autonomía universitaria. Los estudiantes votaron por nosotros porque estaban de acuerdo con esta propuesta. Me enorgullece y alegra que seamos tantos jóvenes comprometidos y movilizados por este problema”, refiere Bazán. Ser caviar Sonríe nerviosa cuando le decimos que se ha convertido en la Camila Vallejo peruana, dirigente universitaria chilena que lideró las protestas estudiantiles en ese país. Recalca que la defensa de la universidad es tarea de todos los estudiantes. “Defendemos los estatutos porque gracias a ellos podemos pedir, por ejemplo, que no se nos alcen las pensiones y en la asamblea universitaria podemos tener un tercio de representación. La universidad no es la panacea ni el paraíso sino un lugar donde podemos discutir, un modelo que no funcionaría con monseñor Cipriani”, afirma. Su convicción se basa en las acciones u omisiones del cardenal, quien nunca se pronunció contra la dictadura de Alberto Fujimori y mostró muy poco interés en la defensa de los derechos humanos. “Con monseñor Cipriani no será una universidad que respete los derechos humanos porque es un concepto que no tiene claro, pues para él los derechos humanos son sinónimo de caviarada. En el tema de la democracia, no criticó la época dura de Fujimori, a pesar de ser un político con sotana, pues en muchas misas ha opinado sobre política”, comenta. Vuelve a sonreír cuando le preguntamos: ¿eres caviar? Responde sin titubear, como si se lo hubieran preguntado muchas veces. “El termino caviar es muy ambiguo y lo hacen parecer despectivo. Si creer en los derechos humanos es ser caviar, yo me considero caviar; si lo es ser de izquierda y creer en la democracia, entonces, soy caviar. No es un insulto”, argumenta la joven, quien además es dirigente del Partido Socialista. Defiende su convicción de izquierda, opción que su familia respeta. “Mi padre es fujimorista y a mi mamá no le interesa la política, pero los dos me apoyan”, destaca orgullosa. Tal vez esa democracia familiar la motivó a buscar un centro universitario en el que se viva esa misma tolerancia. Democracia real Sigrid destaca que gracias a la autonomía de la que ha gozado la universidad se ha mantenido un pluralismo tal que se respetan a todos los sectores y conviven estudiantes y profesores de diferentes credos, géneros y opciones. “Muchos de los alumnos que están en la federación o defienden la autonomía son católicos y también defienden el derecho de que los credos sean respetados. Hay cursos de teología obligatoria en generales de letras y ciencias, sacerdotes católicos dictan cursos, está el centro pastoral. No podemos creer que el Vaticano quiera una universidad católica intolerante; eso no está en la constitución apostólica”, indica. Ella, como muchos alumnos, eligió la PUCP no por su condición de pontificia o católica, sino por su prestigio académico y de respeto a la participación democrática, condición que se niegan a renunciar. “Aquí hay profesores de derecha, otros que son fujimoristas o de izquierda, hay de todo, lo dicen abiertamente, pero esto no influye en su enseñanza. Uno de los motivos para escoger esta universidad es que se puede participar en las decisiones de la educación que uno va a recibir. Es un ensayo de la ciudadanía que no se ve en ninguna universidad”, sostiene. La joven está decidida a seguir la lucha hasta el final y afirma que si gana la posición radical de la Iglesia se quedará para seguir defendiendo la autonomía universitaria. “No elegí la universidad porque sea pontificia o católica, sino porque es una de las más prestigiosas del país y porque respeto su organización autónoma. Me quedaré aquí, incluso si monseñor Cipriani tiene resultados positivos en los juicios. Me quedaré a defender la universidad”, asegura. Una de sus primeras acciones fue enviar una carta al Papa, en la que expone la preocupación de los estudiantes; pidió una reunión con la ministra de Educación, Patricia Salas, y el canciller Rafael Roncagliolo; y espera la decisión que tomará el martes la Asamblea Universitaria para definir nuevas acciones. La lucha acaba de empezar. Cipriani insiste en los cambios Tras regresar del Vaticano, el cardenal Juan Luis Cipriani ofreció disculpas, pero insistió en pedir la modificación de los estatutos de la Universidad Católica que le permitirán elegir al rector. "Quisiera pedir disculpas, si en algún momento me he sobrepasado, a toda la comunidad universitaria de la Católica", dijo a través de RPP, en un aparente ánimo de conciliación. Sin embargo, minutos antes sostuvo en su programa "Diálogos de Fe" que la Santa Sede respeta la democracia y el orden jurídico de los países y que lo que le está pidiendo a la Universidad Católica no está fuera del orden jurídico del país. Le está diciendo: cumple las leyes peruanas que existe un espacio para la Iglesia católica. Claves El martes la Asamblea Universitaria debatirá el pedido de la Santa Sede para que adecúe sus estatutos, lo que entre otras cosas permitiría que el cardenal Juan Luis Cipriani elija al rector. En esta instancia participan 26 estudiantes elegidos democráticamente. Alonso Marañón es uno de ellos. Participó en la asamblea de setiembre del año pasado, que rechazó la modificación de los estatutos. El prestigio de la universidad y su democracia fueron decisivos en su elección.