Política

José Ugaz: “Ojalá los peruanos podamos salir de esta inercia corrupta en las elecciones que vienen”

En el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional (TI), el Perú ocupa el puesto 121 de 180. El abogado y expresidente de TI, José Ugaz, señaló que deben responder por esto los gobiernos de Pedro Castillo, Dina Boluarte y el Congreso.

José Ugaz explica las razones de la caída del Perú en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional. Foto: difusión
José Ugaz explica las razones de la caída del Perú en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional. Foto: difusión

En la siguiente entrevista, el abogado expresidente de Transparencia Internacional, José Ugaz, responde sobre el reciente Índice de Percepción de la Corrupción de (TI) en el que el Perú registró una importante caída. Además, se refiere a la situación del Equipo Especial Lava Jato.

-De acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción, de Transparencia Internacional, el Perú ocupa el puesto 121 de 180. Ha sido una caída importante. ¿Qué razones hay?

-El IPC es una encuesta de encuestas con una metodología desarrollada por TI hace más de veinte años y mide la percepción de actores en un país sobre lo que ocurre en materia de corrupción. Y la tabla va desde cero, que sería un Estado fallido, totalmente tomado por la corrupción, hasta cien, que sería un Estado utópico, sin corrupción. Hay Estados que se acercan más a cien, como Dinamarca, Nueva Zelanda, Suecia, Finlandia. Y en la parte de abajo aparecen Estados como Somalia, Sudán. Curiosamente, de América Latina aparecen Venezuela, Nicaragua y Haití.

-Quizás no tan curiosamente.

-Claro. Lo que quiero decir es que, curiosamente, América Latina aparece representada en los últimos años en la parte más baja de la tabla. Eso no había pasado antes. En el caso peruano, siempre hemos estado muy cerca del tercio inferior de la tabla. En el 2012, creo que tuvimos la mejor puntuación con 38 puntos y ahora tenemos 33. Ha habido una caída sistemática. Eso nos ubica en el puesto 121 de 180 países, lo cual es una foto terrible. Si lo vemos por grupos de interés, en los países de la OCDE, la organización a la que el Perú aspira a ser miembro integral, somos el penúltimo país, solo por encima de México. Y si vemos los países de la APEC, foro del que seremos anfitriones este año, de 40 países somos la quinta peor economía en materia de corrupción. Nuestra situación es grave. Cierto es decir que no se trata solo del Perú. América tiene 43 puntos sobre cien, pero si retiramos de la foto a Canadá, Estados Unidos, Uruguay, Chile y Costa Rica…

-Que son los países de la región mejor ubicados.

-Así es, si retiramos a esos países, el resto caemos al tercio inferior de la tabla. Esto tiene implicancias muy graves. Este índice es usado por los bancos de inversión para medir el riesgo país, por las instituciones multilaterales como el Banco Mundial para definir proyectos y, desde luego, por los inversionistas que antes de mover sus capitales quieren saber a qué se van a enfrentar. Entonces, el impacto en materia económica y de desarrollo es muy grave. También lo es en otros ámbitos. Carmen McEvoy, presidenta de Proética, señalaba con acierto que una situación de deterioro como la que vemos tiene un impacto en el tejido social y se convierte en una de las causas del incremento de la violencia que pareciera está fuera de control.

-¿Quiénes deben responder por esta posición del Perú en el índice?

-Estos dos gobiernos (de Pedro Castillo y Dina Boluarte) tienen que responder por este resultado. No quiere decir que no hayamos estado mal desde antes. Pero esta foto del índice de 2023 toma el 2022 completo y una parte del 2021. Y eso es responsabilidad del señor Castillo, hoy preso, y de la señora Boluarte, presidenta del Perú, cuyo hermano está en medio de una controversia por corrupción y ella misma también investigada, con un primer ministro (Alberto Otárola) acusado por reuniones impropias que terminan en contratos indebidos.

-¿Y el Congreso?

-Por supuesto, probablemente el Congreso sea el actor principal en medio de esta debacle que estamos viviendo. Cuando salen encuestas de opinión, el Congreso tiene 6% de aceptación. La gente siente que es uno incapaz, corrupto, lleno de gente que solamente busca su beneficio. El problema es que teniendo esa percepción de los gobernantes y del Legislativo seguimos votando por gente así. La pregunta es, ¿qué pasa con la ciudadanía que no tiene una reacción como la que tuvo el pueblo guatemalteco con la elección de Arévalo que rompió con el llamado “pacto de los corruptos”? Ojalá que los ciudadanos peruanos puedan salir de esta inercia corrupta en las elecciones que vienen, que ojalá sean más pronto que tarde, y podamos elegir a alguien que salga de este esquema de una clase política totalmente putrefacta.

-También es verdad que la oferta es malísima. Así tampoco hay mucho de dónde escoger.

-Toda la razón. Y es lamentable. No somos conscientes todavía del daño que ha hecho el Congreso al eliminar las elecciones primarias. Era el único mecanismo para reducir la oferta electoral a un número razonable. Gente de bien, con propósito, sí se animaría a correr en una elección que fuera razonable y no en una donde existe la posibilidad de que gane cualquier improvisado. La pregunta de fonde es: ¿en qué condiciones se gobierna en el Perú? Y la fórmula para que un país tenga altos niveles de corrupción tiene que ver con lo dicho por Robert Klitgaard: monopolio, es decir concentración del poder y poca transparencia, alta discrecionalidad de los funcionarios y cero o muy baja rendición de cuentas.

-¿Y en esa fórmula nos hemos movido?

-Casi siempre, con autoritarismos poco transparentes, mucha demagogia legislativa y mucha impunidad. Recién en los últimos años, diría que desde el 2000 hacia adelante, con sus bemoles, ha habido una reacción interesante de los actores de la justicia, con toda la crisis que tenemos en el Poder Judicial y la Fiscalía. Cuando uno viaja afuera lo primero que te dicen es que uno viene de un país bien corrupto, con todos sus expresidentes procesados o investigados. Pero en otros países, con altos índices de corrupción, nunca hemos visto a un expresidente en el banquillo de los acusados o preso.

-No puedo dejar de relacionar lo que ha dicho con lo que vemos ahora en el Ministerio Público y en el equipo Lava Jato. Con todas las críticas que se le pueda hacer a su trabajo, que son válidas, no deja de ser cierto que el equipo especial ha sido la locomotora para que esos expresidentes empiecen a responder ante la justicia. ¿Qué piensa del descabezamiento del que está siendo objeto, con la suspensión del fiscal Rafael Vela?  

-La justicia en el Perú la conozco bastante bien porque la frecuento desde muy joven, en todos sus ámbitos. He litigado desde que empecé mis estudios. Y esa justicia ha pasado por distintas etapas de crisis. Por ejemplo, una en la que había un férreo control político en el gobierno aprista, había lo que se llamaba la cédula judicial aprista, que era un grupo de jueces y fiscales vinculados con el partido y si uno chocaba con ellos…

-¿Estaba perdido?

-Sí. Luego hemos pasado por altos niveles de corrupción en la Corte Suprema, que terminó con Hinostroza fugado y el caso de los Cuellos Blancos. En medio de esa debacle, con tres fiscales de la Nación que han tenido que salir eyectados de la Fiscalía en medio de acusaciones de corrupción y crimen organizado, en medio de eso, apareció una reacción sana, tonificante, esperanzadora, que es la reacción del Ministerio Público por el tema Lava Jato y que se contagia al Poder Judicial. Antes tuvimos algo parecido con la crisis de Fujimori. Los fiscales, los jueces, los procuradores y la Policía especializada que trabajaron en ese caso, creo, le abrieron al país una luz de esperanza que, lamentablemente, se apagó o decayó. Y ya después aparecieron estos fiscales emblematizados en las figuras de Vela y Pérez y otros. Yo mismo los he criticado acremente por el abuso de la detención preventiva, por la ligereza con la que meten gente a las investigaciones. Pero con todas las críticas que se le pueda hacer al equipo especial, creo que fueron la reserva moral del sistema de justicia y fueron capaces de enfrentarse a un poder inmenso como es el de Lava Jato, el Club de la Construcción, el de los altos funcionarios y llevarlos a la justicia. Ahora ese equipo está descabezado, Vela suspendido y hemos visto todos los planes para traerse abajo a la doctora Marita Barreto, otro emblema. Yo he tenido una visión crítica, la tengo, la he hecho pública más de una vez, pero hay mucho heroísmo en ese trabajo y el Perú debe hacer un esfuerzo por apuntalar a esos funcionarios.

-Los ciudadanos reaccionaron cuando el exfiscal de la Nación, Pedro Chávarry, quiso sacar a los fiscales del equipo especial.

-Aprovechando el año nuevo. Y las personas dejaron sus fiestas y salieron a gritar. La conexión entre las fuerzas sanas del sistema de justicia y la ciudadanía es cada vez más necesaria. Lamentablemente vemos un decaimiento en la sociedad en la defensa de los espacios vitales de la lucha contra la corrupción. Ojalá se retome. Por eso le ponía el ejemplo de Guatemala, donde mucha gente ya había tirado la toalla y de pronto surgió de manera inesperada esta fuerza social, incluso impulsada por un movimiento indígena, y encumbró a un presidente que era el último en las opciones electorales, un demócrata probado al que le hicieron la vida imposible pero que, felizmente, logró asentarse en el poder. Ojalá lo dejen gobernar.