Razones de un reclamo de una parte olvidada del país.,Miles de agricultores de por lo menos 15 regiones del país acataron un paro nacional convocados por varios gremios, entre ellos la Convención Nacional del Agro (Conveagro) y la Junta Nacional de Usuarios de los Distritos de Riego del Perú. El paro se ha realizado, a pesar de acercamientos entre los gremios agrarios y el Gobierno, y de las declaraciones de la ministra de Agricultura, que dice estar de acuerdo con el 80% de las demandas de los productores. La distancia entre los discursos y la realidad es la misma que media entre las promesas de cambio y el cambio mismo en un sector olvidado y perjudicado durante dos décadas de políticas que han desfinanciado el campo. La titular del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) ha respondido a la paralización llamando al diálogo sin una medida concreta, y anunciando una enésima reorganización de su ministerio. En estas condiciones se impone una mirada más comprometida con las demandas agrarias y respuestas más creíbles. Una de ellas se refiere a la implementación de la Ley de la Agricultura Familiar que, a 3 años y medio de promulgada, carece de financiamiento. En esta grave omisión se encuentra la persistencia de la pobreza rural, mientras languidece Agrobanco –que requiere una transferencia de 1.500 millones de soles– precisamente debido a prácticas distintas al objetivo para el que fue creado. A ello se agregan problemas con conocidos, como el aumento en el mercado de productos subsidiados que derriban los precios nacionales, la falta de promoción de la producción para el consumo nacional, la rebaja extrema de los aranceles a la importación de alimentos esenciales en los cuales el país había cerrado la brecha alimentaria o la redujo significativamente (arroz, leche, azúcar, entre otros) y el retraso en la reconstrucción de los sistemas de riego dañados por El Niño Costero del año 2017. No se trata de incidir en políticas populistas ni desandar el camino del programa de promoción de la agroexportación cuyos logros son estimables. Sin embargo, a la orden del día se encuentra el desafío de establecer una política nacional agraria y rural, de cara a más de 3 millones de peruanos directamente interesados. Pero no son los únicos; cuando los productores señalan que en la agenda se encuentra la pequeña y mediana agricultura que contribuye con el 70% a la seguridad alimentaria nacional, nos están recordando que la inseguridad alimentaria no es un reto resuelto por un país que intenta alcanzar la OCDE, a pesar de tener casi el 50% de pobreza rural.