Discurso político / discurso económico, por Mirko Lauer
"En el Perú, los participantes en el debate político borran del mapa social las realidades que no les convienen o simplemente los incomodan".

Según cómo le ha ido al país, se han ido turnando el discurso político y el económico como preeminentes en la conversación pública. Cuando los negocios van mal, la economía es lo que más atrae la atención de los medios. Cuando los negocios van mejor, hay tiempo suficiente para dedicarse a la política del país. Pero no son dos discursos 100 % separados.
Comentamos la dualidad porque el cónclave de empresarios y ejecutivos CADE ha venido transmitiendo la impresión de que hay una buena situación económica, que la mala conducta del poder político no ha podido afectar. ¿Es esto realmente así? Tendríamos que comenzar preguntándonos si la situación económica es realmente buena.
Para comenzar, el país no ha podido revertir el avance de la pobreza, que ha llenado muchos cerros de ollas comunes, lo que se pone en evidencia apenas una cámara filma en un hogar de alguno de los barrios populares que definen Lima (“potencia”). Habíamos dejado de ser tan pobres y hemos vuelto a serlo. ¿Todo eso con buena situación económica?
Venía predominando un extraño discurso político que ni siquiera se preguntaba qué podía ser una definición peruana y actual de la pobreza. Durante todo el gobierno de Dina Boluarte, los reflectores han estado puestos sobre todo en la economía de los participantes en negocios ilícitos. Mucho menos en los bajos salarios y el desempleo/subempleo reales.
Ahora los voceros de los negocios están estrenando un nuevo tipo de discurso económico: la situación es insólitamente buena, a pesar del desorden político. La famosa “lucha frontal contra la pobreza” de otros años ha sido reemplazada por frases sobre la urgencia de acabar con la inseguridad ciudadana.
Pero, con inseguridad y todo, la encuesta Ipsos a los invitados de CADE transmite un optimismo general (el país va a progresar) y personal (mi empresa también). Frente a la idea de que la mala política no ha dañado a la economía, la encuesta sugiere otra: la buena economía y los buenos negocios no han ayudado a mitigar los efectos de la mala política.
Con razón se repite tanto que el eje izquierda/derecha ya no es importante. En el Perú, los participantes en el debate político borran del mapa social las realidades que no les convienen o simplemente los incomodan. Esto se va a agudizar a medida que avance la campaña. Para la derecha somos ricos, para la izquierda el país está en la miseria. ¿Dónde estamos?






