El pacto de gobierno debe escuchar al pueblo

Ciudadanos participarán en un paro nacional autoconvocado en diferentes partes del país.

Desde que la coalición parlamentaria colocó a José Jerí en la Presidencia de la República, lo único que han procurado es repartirse el poder. Han pasado cinco días de improvisaciones y negociaciones a puertas cerradas, para finalmente presentar al país un gabinete que, según la mayoría, no representa ningún cambio, aunque sí la continuidad del mismo desgobierno.

Un presidente del Consejo de Ministros que se ha dedicado a acusar de subversivos y terroristas a ciudadanos que legítimamente marchan, y que ha sostenido, sin matices, una línea de defensa permanente al Gobierno recientemente vacado, es señal inequívoca de que nada ha cambiado.

La población exige de diferentes maneras una renovación que apunte efectivamente hacia una reconciliación nacional. En efecto, fueron los deseos del propio papa León XIV. No obstante, no existe una reconciliación real sin justicia ni memoria hacia lo que no debería repetirse.

Contrariamente a las demandas ciudadanas, el Gobierno del pacto de partidos autoritarios y conservadores parlamentarios insiste en perpetuar la desconfianza, al imponer cuadros que lejos están de la ancha base mínima que requiere un proceso de transición democrática.

Hoy, miles de peruanos saldrán nuevamente a las calles en todo el territorio nacional, convocados por movimientos ciudadanos y colectivos de jóvenes que, sin intereses partidarios, impulsan una sola consigna: que se vayan quienes siguen dándole la espalda al país. Piden un Gobierno de transición auténtico, encabezado por una persona que no cargue con las mismas sombras que hoy pesan sobre el actual jefe de Estado: falta de experiencia, ausencia de legitimidad y graves denuncias éticas.

La comunidad internacional y la prensa estarán atentas a los hechos que puedan desarrollarse en esta jornada de quehacer democrático. Las movilizaciones son el reflejo de un pueblo que, cansado de los pactos en las sombras que se imponen, exige respeto, justicia y dignidad.

Si no escuchan la voz de las calles, inevitablemente, escucharán el grito que se dará en las urnas en las próximas elecciones generales.