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Hacia un desarrollo sostenido en la Amazonía, por Óscar Maurtua de Romaña

"La Amazonía debe ser concebida como un recurso estratégico compartido, donde la soberanía se fortalezca con mayor presencia estatal, a partir de una perenne inversión en infraestructura, salud, educación y seguridad.”

*Embajador peruano

Recientemente, el hecho de que haya aparecido la bandera del hermano vecino de Colombia en la comunidad Tres Fronteras (Putumayo) ¡ha hecho reaparecer el afán de alborotar la Amazonía! Es claro que tal conducta no ha sido correcta, pero no hay que sobredimensionarla, pues aún desconocemos quién la instaló.

En efecto, una de las lecciones diplomáticas que merece ser relevada nuevamente, a consecuencia de las recientes tensiones entre Colombia y Perú, es que la solución pacífica de controversias –principio básico del orden jurídico internacional, consagrado en la Carta de San Francisco (1945)– es el medio que prevalece. La diplomacia, entendida como el principal mecanismo negociador para defender y gestionar los asuntos de Estado, se reviste también como la brújula que guiará a los representantes colombianos y peruanos en la inminente reunión de la Comisión Mixta Permanente para la Inspección de la Frontera Colombo-Peruana (Comperif), a desarrollarse los días 11 y 12 de septiembre de este año en Lima. No obstante, es necesario reflexionar en torno a la problemática que debe afrontar dicha Comisión.

En tal tesitura, en la frontera amazónica entre Perú y Colombia convergen no solo aspectos históricos, culturales o comerciales –de enorme gravitación–, sino también desafíos y amenazas latentes, derivadas de la propia dinámica hidromorfológica del río Amazonas, el más caudaloso del planeta. Desde hace algunos años, estudios especializados advertían que el caudal del río estaba disminuyendo y desviándose progresivamente hacia el lado peruano, con un marcado predominio de flujos que actualmente alcanzan más del 70% de magnitud en nuestro territorio.

De otro lado, estudios colombianos advirtieron del peligro que implicaría una sedimentación acelerada en su costa amazónica, pues estimaron que hacia el año 2030 el río Amazonas dejaría de pasar frente a la ciudad de Leticia, generando un impacto sin precedentes en la conectividad fluvial y la economía del lugar. Tales escenarios, ineluctables por la propia naturaleza, evidencian una serie de complejidades que, de no abordarse cabal e íntegramente, generarán un desbalance profundo en la cuenca amazónica, afectando la biodiversidad, la estabilidad hídrica, las actividades económicas y, naturalmente, a las poblaciones ribereñas que, en su gran mayoría, son etnias aborígenes.

Frente a lo anterior, la alternativa más eficaz exige la implementación de medidas inmediatas, como los dragados estratégicos o la instalación de estructuras hidráulicas de control, entre otras de carácter técnico-fluvial que la tecnología moderna ofrece y que permitirán redirigir el caudal sin alterar el curso natural del río. Por ello, es meritorio resaltar el entendimiento generado entre los cancilleres de ambos países, en el marco de la reunión sostenida en Bogotá, en semanas pasadas, en la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA).

De esta forma, el Perú –con la vocación de cooperación que lo caracteriza– coadyuvará a brindar las facilidades necesarias para examinar estas potenciales soluciones fluviales, sin alterar los límites soberanos. Es, pues, en este contexto que se encuentra el propósito de la cercana Comperif, y el reto inmediato será aterrizar en los avances logrados a partir de los estudios técnicos, a la par de los proyectos binacionales de carácter ambiental que también deben ser reforzados.

Finalmente, abordar tal problemática no solo permitirá atender la legítima preocupación peruana y colombiana, sino que abrirá la posibilidad de apuntalar el desarrollo inclusivo de nuestras comunidades amazónicas de frontera, históricamente relegadas. La Amazonía, por lo tanto, debe ser concebida como un recurso estratégico compartido, donde la soberanía se fortalezca con mayor presencia estatal, a partir de una perenne inversión en infraestructura, salud, educación y seguridad.

El Perú, actuando con serenidad y firmeza, reafirma su disposición a un diálogo constructivo –sustentado en el Derecho Internacional y en la voluntad política–, convencido de que la frontera amazónica deje de ser vista como un espacio de separación para convertirse en un verdadero puente de integración y desarrollo sostenible.